Ayer me toco un día de lluvia, uno más de estos meses, en un año extraño meteorológicamente hablando. Y decidí que aunque cayesen chuzos de punta, había que fotografiar algo y desde que deje a mi mujer en Valdemorillo se me paso por la cabeza intentar fotografiar el monasterio de El Escorial desde todos aquellos puntos de vista que las nubes me dejaran.
La torre de la iglesia de Valdemorillo
Salí de Valdemorillo, y el cielo negro detrás del campanario donde la cigüeña tiene su nido, no presagiaba nada bueno. Pero como cuando se me pone una cosa entre ceja y ceja no se dejarla, hacia aquellas nubes me encamine.
Podía seguir dos rutas la directa desde Valdemorillo a San Lorenzo del Escorial o la alternativa por Zarzalejo y el puerto de La Cruz Verde. Y busque esta ultima y no me arrepiento de ello.
Zarzalejo subiendo hacia la Cruz Verde. Tromba de agua detrás.
Paisaje precioso por el que vas subiendo dejando la meseta de los Bilbaínos allí abajo, y Zarzalejo que también queda cada vez más hundido.
Y en mitad del pinar una pequeña casita con un montón de colmenas que darán una maravillosa miel.
La casita de la puerta azul y el ciruelo en flor junto a unas pitas.
Y de repente, como si de una aparición se tratase, aparece el alto del puerto y allá abajo como una gran nave navegando, la parrilla que en recuerdo de un santo y de una batalla un emperador mando edificar.
Un rayo de luz iluminaba el monasterio y mi esperanza de que dejara de llover.
Un difuso y débil arco iris se dejaba ver detrás del monasterio. Notareis sus colores en alguna foto.
El arco iris del Diablo de deja ver entre los cables y el monasterio.
Mas tarde, subí a la silla de Felipe II y desde allí fotografíelo de nuevo.
En la bajada, ya mas tranquilo, pude contemplar un manzano en flor en mitad de bosque aun dormido y un pequeño arroyo que bajaba con aguas transparentes, mientras los musgos proliferaban con sus verdes radiantes sobre los granitoides de la montaña.
Reastros de lluvia por todos los rincones de la sierra.
Ya ante el monasterio, lloviendo, recorrí la explanada, entré hasta el patio de los Reyes y paseé bajo una dura lluvia por los jardines de los monjes.
La fachada oeste del monasterio.
La explanada con el monte Abantos detrás.
El Patio de los Reyes desde el porche de entrada.
Un patio camino del Jardín de los Monjes.
La fachada oeste desde el Jardín de los Monjes. Me calé hasta los huesos.
Por último, en un ultimo esfuerzo, que en realidad hizo mi coche y no yo, subí algo por el camino de Peregrinos, ese puerto que suele ser la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista a España y desde allí, y entre los pinos, vi de nuevo el monasterio y las mantas de agua que caían del cielo.
La "Parrilla" vista desde el camino de Abantos.
Abantos con sus 1750 ms de altitud.
El monasterio entre los pinos de la montaña.
Unos copos de nieve que caían sobre el cristal del coche me hicieron desistir de seguir la subida y ahí termino la excursión.
Excelente reportaje sobre un monumento del que algunos no nos atrevemos a fotografiar, salvo a pleno sol. Tambien asi, tiene su encanto. La idea fue acertada, Antonio. Saludos. Luis
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Luis. La verdad es que la tarde fue de perros; agua, frio e incluso nieve arriba, pero el paseo fue bien bonito desde el principio. Un abrazo y a ver si la semana que viene nos vemos
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