viernes, 5 de septiembre de 2014

Oteando la caza. Canibalismo entre moscas.

Cuando veo fotos como las que vais a presenciar, en esta entrada, y las estudio al elegirlas para la presentación, me doy cuenta de la crueldad que para sobrevivir existe en el mundo que nos rodea.
Y nosotros como seres humanos, racionales y en lo alto de la pirámide, como algunos comentan o creen, no nos diferenciamos mucho de los insectos.
Nuestra historia, la historia general de la humanidad, no es otra cosa que guerras y mas guerras para que el grande domine al chico, haya o no que matar, eso da igual.
El mundo de los insectos, del que soy un advenedizo que poco a poco va entrando en él, ¡a mis años!, no se diferencia del nuestro.
Insectos que cazan en manada o en solitario, buscando presas con las que poder comer o procrear, luchando por parcelas en las que cohabitan y en donde esa coexistencia pacifica durante muchos ratos puede transformarse en un santiamén en una batalla campal, en un duelo a muerte, en el que el mas débil lleva las de perder.
Pero comencemos con lo que nos interesa.
La escena dura exactamente cuatro minutos desde el momento que la mosca se posa en el árbol con su presa. Seguramente viene de otro lugar, pero esta claro que la caza ha empezado hace muy poco.
La mosca cazada aun movía algo sus patas al posarse en el árbol; aun peleaba por zafarse de su cazadora, pero duro poco.
Os dejo la secuencia, solo pediros disculpas de antemano si alguna foto presenta imperfecciones pero a la ya puesta de sol oscureciendo se te va la mano al disparador y el cerebro se olvida de modificar parámetros.
 
LA CAZA CANÍBAL
 
Caza caníbal porque son moscas las que se comen a otras moscas, distintas familias pero moscas ambas a fin de cuentas.

 
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La mosca esta en lo alto de un pequeño árbol de ribera, en el extremo mas alto de una rama medio seca. Los ultimos rayos del sol iluminan en parte a ambos. La mosca otea el ambiente a su alrededor en busca de presas.

 
 
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Un tábano toma los últimos rayos de sol cogiendo la fuerza necesaria del astro rey. Hay vacas y caballos cerca y seguramente intentará posarse dentro de un rato en algún lomo lejos de rabos a chupar jugos de los animales.

 
 
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Se posa la mosca con su caza en el tronco del árbol. Como las asilidae la tiene amarrada con su lengua por el pescuezo. Le ha clavado la puntilla, prácticamente inmovilizada la mosca mueve aun algo sus patas.

 
 
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La cazadora sigue inmovilizando a su presa. No ha cambiado la posición del ataque, señal que nota algo de vida en su enemiga.

 
 
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Llega el momento de cenar tranquilamente. No hay resistencia. La primera succión ha dejado ala pequeña mosca totalmente paralizada. Ya están encogidas todas sus patas. Ninguna sobresale de su abdomen.

 
 
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La cazadora ha cambiado de posición su lengua. Sabe que ya no tiene problema para comer tranquilamente a su víctima sobre el mantel de líquenes que cubren parte de las ramas.

 
 
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Apoya tranquilamente a su víctima en el suelo. Fijaros en las patas totalmente recogidas de la mosca atacada y en las terminaciones de las patas atacante con sus ventosas.

 
 
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Tan segura esta que su víctima no puede hacer ya nada que va cambiando la posición para comer donde mas partido puede sacar. En este momento comienza a atacar el abdomen, donde su congénere tiene mas jugos.


 
 
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Va rotando las posiciones, buscando los lugares idóneos donde clavar la lengua.


 
 
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Y al final en la parte trasera del abdomen encuentra un lugar desde el que terminar la faena.
Han pasado cuatro minutos en que la vida se ha convertido en muerte y alimento para otra vida. Quizás mañana la cazadora será la cazada, puede ser. Es un mundo de constante cambio, de constante lucha.
 
Y esta ahí, a nuestro lado, en una planta o en el muro de una de nuestras habitaciones; solo tenemos que observar y estar atentos a sus movimientos.
 
 
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Ha pasado el tiempo. Comienza a anochecer en el pantano. Dejemos que los insectos sigan su vida.
Por hoy nada más. Solo desearos felicidad.
Antonio

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