lunes, 26 de septiembre de 2016

También hay flores en otoño.

Si hay algo relajante cuando se vive en Madrid y se convive con su ajetreo y sus tensiones, estas de todo tipo, o cuando eres de fuera pero las tienes, no hay nada como buscar la tranquilidad de los grandes parques para meditar y escaparse del bullicio.
Eso hice yo el viernes pasado. Me sumergí de lleno en los caminos de tierra del Real Jardín Botánico de Madrid, intentando encontrar un poco de paz interior, de relax si queréis llamarlo de alguna manera, y la encontré.
También me percaté que en otoño el Jardín está lleno de flores. Hay que buscarlas, pues la abundancia no es como en las épocas en que el sol comienza a elevarse en el horizonte, pero aun asi se pueden observar verdaderas bellezas.
Hay que mirar bien, pues no solo las flores están presentes, también algunos frutos con sus colores alegran la vista.
Lógicamente llaman quizás más la atención aquellas grandes dalias que con sus colores destacan en mitad del paisaje, pero no os olvidéis de las pequeñas en grupos por lo general numerosos.
Lo que si os puedo asegurar es que en otoño también hay flores en el Real Jardín Botánico de Madrid.
¿Me seguís? Vamos pues.


La flor del cardo, muy parecida a la alcachofa.


Alchemilla mollis, una flor que recuerda de alguna manera a la de las jaras.


Los frutos del odiado aceite de ricino cuando eramos críos los de mi generación.


Rudbeckia nitida, un arbusto de hasta 2 m de altura con esta espesura de flores bellas.


¡Alto, mirame! Parece decir el Geranio Wallichianum, en lugares de la bordura inglesa del Botánico.

Una Anemone, muy abundantes y de diferentes ordenes en estas fechas.


Magnifica dalia de espaldas al sol y al ruido del Paseo del Prado.

Un grupo de Anemone hupehensis. Parecen frágiles y que se pueden romper con un soplo.


Lagerstroemia indica, un árbol cercano a la entrada y que para muchos pasa desapercibido.

Unos Aster, de las muchas especies que hay, fotogénicos con sus violáceos colores.

Un pequeño grupo de Cosmos tomando la sombra en la bordura inglesa.

Si hay una cosa buena en esta época, es que el sol comienza a estar bajo y sus luces son muy cálidas, casi como las flores que se pueden observar.
Recordad, si estáis estresados, fatigados o cansados, relajaros dando un paseo por el Real Jardín Botánico de Madrid. A los jubilados les sale barato y no hay tiempo estipulado.
Espero que os hayan gustado las flores de otoño.
Sed felices
Antonio

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