jueves, 19 de julio de 2018

Hortensias, Soledad (Filosofía de albañil)


Silencio: un total silencio se extiende como una densa niebla por los rincones del jardín.


Los pájaros han callado. Son ahora los murciélagos los que corretean entre las lámparas horribles de la calle desde hace ya bastantes horas.
No se les oye; no te oigo a ti, ni a nadie que quiera decirme frases consecuentes.Solo Soledad me llega.


Todo son palabras vanas que corren en el silencio de la noche.
Maldito silencio que habla y hiere con pensamientos, con deseos.
Añoro otros ojos, otra boca. Pero no puedo acercarme a ellos.


Derechas e izquierdas se cruzan en mi camino.
Me machacan unos y otros. Los escupo de mi mente, No tenemos hombres de estado; la paz no se busca, se destruye. Silencio.


En la negrura observo las hortensias. Se recortan contra la noche.
El silencio del jardín se hace insoportable con tus palabras necias.
El silencio del jardín quiere borrar otras conversaciones que si me interesan.


Llegan a mi cerebro otras palabras. Las tuyas, no las quiero. Las de Soledad, irrumpen con fuerza.
Comienza a encenderse el horizonte y algún trino suena entre los árboles.


La vida vuelve de nuevo. Pero es tu vida.
Un murmullo que se convierte en concierto termina con el silencio.
Es verano.
Pero a las seis de la mañana hace frío.
Los tordos afinan sus flautas. Los mirlos brabuquean escondidos bajo las matas de arrayanes. Los trepadores comienzan sus carreras subiendo y bajando por los árboles.
Tu imagen a estas horas se diluye con la luz del día. En cambio su recuerdo fluye en mi cómo una cascada de miles de sonidos y arrullos maravillosos.


Las hortensias del jardín están despertando.
El sol hace despertar al mundo, pero mi sentimiento encendido no puede convertiré en brasa.
Su recuerdo me acecha. Sus ojos me atraen incluso en el amanecer de julio.
Me levanto de la hamaca.
Me gustaría tener a Rachmaninov, Tchaikovsky  o incluso a Joseph de Bologne De Saint George, animando el cotarro del jardín.
Sueño con Soledad aunque sé que jamás me dedicará su mirada.
Avanza el día. Los primeros rayos de sol se cuelan entre los árboles.
Las hortensias comienzan a encenderse. Comienzan a parecerse a mis sentimientos.
Giro en torno a cada planta.

Observo una a una sus flores compuestas.
Disfruto con sus colores y sueño con ella estando despierto.
Ya ha amanecido, ya es de día. Las hortensias siguen en la sombra.
Yo sigo en la penumbra. Suena el jardín. Yo estoy silencioso.
Vivo, si, de recuerdos e ilusiones. El petirrojo descaradamente se asoma.

El mirlo sigue huyendo. Las hortensias bailan en las sombras
Yo pienso, en ti, claro, y me duermo en la hamaca.
Ya ha pasado la noche
Ya se ha ido la angustia.
Maravillosos sueños en los que se cumple el deseo, el deseo del sueño.


Cuando despierto, las hortensias me vigilan; no, vigilan mis sueños.
No saben, que no sueño contigo, sueño con ella, con Soledad.
Siempre las hortensias me vigilan.
Siempre vigilan a Soledad
--o0o--

Sed felices.
Antonio

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