miércoles, 8 de mayo de 2019

Pensamientos en la fachada de Sta María La Real de Aranda de Duero


Avanzo tranquilamente por la c
alle Boticas, haciendo tiempo, en una preciosa mañana del mes de marzo en la bella ciudad de Aranda de Duero.



De repente ante mí, aparece un templo, gótico isabelino, mandado construir por los Reyes Católicos y terminado ya en el reinado de du hija Juana, mal llamada la Loca, y de Felipe el Hermoso: es Santa María la Real de Aranda de Duero.
Introducirme a describir de forma profesional la fachada, sería por mi parte una tremenda imprudencia habiendo personas doctoradas en Historia del Arte que lo harán muchísimo mejor que yo.
Este escrito no es una lección de Historia del Arte, ni muchísimos menos, es la expresión de sentimientos y contradicciones que me supuso la visión de esta magnífica fachada. Solo nombraré escuetamente a sus arquitectos y escultores.

El arquitecto que diseño esta joya se cree que fue Juan Guas, aunque la autenticidad de ello está por demostrar. Fuese quien fuese, realizo una obra increíble que hay que visitar.
Cuenta con tres naves en planta de cruz latina y se cree que estaba terminada hacia el año mil quinientos, es decir cuatro años antes de que muriese la reina católica, pero le faltaba su portada, que financió la misma reina. En la fachada figura el escudo de Dª Juana porque se termino en su reinado 
Con buen tiempo es una delicia sentarse en el bar que hay frente a la iglesia y con una cervecita  observar tranquilamente la belleza de cada uno de sus relieves y tablas. Y si estás en buena y simpática compañía, aun más.
Yo dividiría la portada en cuatro partes fundamentales:
Una sería la que sostiene los signos de la realeza que intervino durante su construcción.


Otra, aquella que incrustada entre cada una de las dovelas que abrazan a la puerta representas a santos y santas de la iglesia, con una imagen central de la Virgen amamantando al Niño.

Por último una parte compuesta de tres zonas que describen distintos hechos de la vida de Cristo en dos momentos distintos:
1.- Representación encima de la puerta de tres momentos claves de la Pasión.


2.- Las esculturas a media altura que representan su nacimiento y la adoración de los magos.
3.- Escenas de a pasión grabadas en las hojas de sus puertas.
La fachada fue construida y diseñada por Simón de Colonia. Majestuosa, limpia, bien esquematizada.
Hoy voy a narraros mis sentimientos al observar el primer apartado. Otro día, os expondré las otras dos zonas, Esta entrada no es una lección de arte, no, es apoyándose en el arte una trasmisión de pensamientos y sentimientos. ¡Vamos allá!
Los ojos recorren la arriba abajo la fachada. Una sensación de alegría y tristeza se entrecruzan. Hay emociones que recorren mente y corazón ante tanta grandeza, ante tanto sacrificio…ante la representación de un Dios hecho hombre y como hombre, sufriendo, como uno mas, como un reo cualquiera condenado a muerte.
Encima de las dovelas que forman cada arco que enmarcan la puerta de acceso al templo, existen tres bajorrelieves que representan los tres últimos días de la Pasión de Cristo; tres días de angustia para terminar en un estado de éxtasis y de gloria.

Mirando a la fachada a la izquierda


A cuestas con su cruz, Jesús avanza camino del Golgota. La Verónica observa su andar ensangrentado, mientras intenta enseñarle su rostro marcado en el trapo, con el que le ha limpiado la cara, con la esperanza que obre uno de sus milagros; el que va a ser crucificado, Cristo, no la mira, no quiere ni ver su sufrimiento ni tener la tentación de escapar de él; gira su rostro mirando al mundo, diciéndole al mundo el sacrificio que está haciendo por él. 

Bastante dolor está soportando ya, después de haber sido azotado, coronado de espinas y ahora cargando con una cruz que es superior a su poder celestial. Si, su poder celestial le ha sido retirado durante tres días. Los milagros no sirven para él. Vuelve a sentir a Satanás tentándole a abandonarse, a perdonarle la vida, como aquella vez en el lejano desierto israelita.


Sigue caminando ayudado por el Cirineo que, vestido por otro Simón, Simón de Colonia, parece mas un soldado romano sin casco que otra cosa. El Cirineo, carga con parte de la pesada cruz; carga como Cristo con un madero que no es otra cosa que los pecados que los hombre hicimos, hacemos y seguiremos haciendo, porque ¿para qué vamos a dejar de pecar si El muere constantemente y repetidamente por esos pecados que cometemos? La sangre que resbala de su cabeza empapa el madero y hace más difícil su arrastre. Ya ha caído antes, y volverá a caer, pero ni el pueblo que vocifera y le observa, ni los soldados romanos le dejaran que muera sin ser clavado. Un soldado romano tirá de él con una cuerda ayudándole a avanzar, no quiere que llegue muerto a su destino, él con su martillo cogido a su cintura es el encargado de crucificarle


Y una trompeta va anunciando el sacrificio supremo que se acerca, como si de un juego circense se tratase. Juego es para muchos; un deber de cumplir con la ley para otros, un terrible dolor agónico para su madre que no le pierde de vista.  Un ignorante carga su peso sobre la cruz, como ¿si quisiera cargar sobre el madero también sus pecados? No, somos uno de nosotros descargando el peso del pecado sobre el madero; su hombro deshecho por el roce sangra y le mancha la túnica ya de por si ensangrentada. La cara del personaje infunde una sensación terrible de odio. El camino de la muerte sigue lentamente hasta un lugar llamado Calvario. Y ante tanto sufrimiento surgen mil preguntas que siempre llevan una interrogante ¿Por qué o para qué?

Mirando a la fachada al centro.-


Mis ojos corren al medallón central.


Allí encuentro con la Pasión en su momento culminante, en la consumación del acto para la que fue diseñada. Cristo acaba de morir clavado entre hierros sin ningún tipo de pudor. Los romanos sabían perfectamente donde tenían que colocar cada clavo y lo hacen con una maestría sensacional. Y después de unas horas en la cruz, todo ha terminado. ¿Todo? No, nada ha terminado, todo está a punto de comenzar. Una nueva religión está colocando sus fundamentos a los pies de una cruz. La piedra está ausente, ha corrido a esconderse, pero la cimentación está echada. Es cuestión de tiempo que vaya extendiéndose por el mundo.
 Un ángel acerca el cáliz a su costado para recoger hasta la última gota de su sangre vertida, de esa sangre que el Evangelio dice que es por nosotros. Cada vez que le veo crucificado, aquí en el medallón o en cualquier otra representación, me pregunto siempre lo mismo ¿Valía la pena tanto dolor, tanta vida para perdonarnos? ¿No hubiese sido mejor que, ese hombre-dios, hubiese vivido para con uno de sus milagros cambiarnos y hacer a la humanidad distinta? Si hubiese vivido y su gran milagro hubiese sido modificarnos ¿hablaríamos de guerras, de bombas, de colonización, de hambre, en fin de miseria…?


Allí clavado, con los ojos ya cerrados ,no puede observar a su madre arrodillada a sus pies; ella no comprende aun la grandeza del sacrificio, No entiende que su hijo, anunciado a través de los ángeles y sin haber conocido varón, siendo destinado a ser rey, este, como un maleante mas, clavado en una cruz. Recuerda  tantos momentos pasados con él; besos, regañinas..y aquellos días en que comienza a separarse de ella,,, ¿Por qué? se sigue preguntando, ¿Por qué? me pregunto yo, dos mil años después. 
El que fue capaz de resucitar a Lázaro, sigue ahí inerte, expulsando sangre y agua, que recoge un ángel, dejando sufrir a su madre. ¿Tiene lógica? ¿Por qué un Dios es capaz de realizar un acto como este para redimirnos los pecados? Es una pregunta que todos los días me sigo haciendo; hay tanta crueldad en la Redención que tiemblo de miedo pensando que me tengo que enfrentar a él en el momento final, Si fue capaz de hacer eso con su hijo por un pecado ¿Qué  nos hará a nosotros por nuestras innumerables faltas?




Y a su lado, aunque representadas de pie, María Magdalena y otra de las mujeres angustiadas, lloran la pérdida de su ser mas amado. ¿Qué hacen dos mujeres a su lado, si no son de su familia? Cuanto se ha hablado de María Magdalena, cuanto se ha montado a su alrededor ¿Y por qúe no? Había un hombre en ese Dios y sería lógico que, como hombre, tuviese los mismos sentimientos y pasiones que nosotros. Si no ¿no habría una falsedad en el Dios hecho hombre? María Magdalena es la gran incógnita que queda pendiente de resolver, tanto en mis pensamientos, como en la misma Iglesia.
Juan, mas apartado del grupo, lleva en su mano izquierda la bolsa de los ungüentos. Y mira horrorizado a su hermano que ya no respira. Es el único de los doce que está presente. ¿Quién era Juan? ¿Un apóstol normal como los otros, un personaje elegido al azar para que se cumpliese un futuro? ¿O un hermano de carne y hueso? Si, un hermano de carne y hueso, que hubiera podido escuchar su saber divino durante toda su existencia . Y está allí, horrorizado, sabiendo que a él le puede suceder lo mismo. Sentimientos de dolor y de miedo se entremezclan.

Mirando a la fachada a la derecha.-

Giro lentamente mis ojos hacia la derecha. Un nuevo relieve me descubre el tercer y último día de la pasión. Pero en este caso el hombre vuelve a ser Dios y está vivo. Ha resucitado entre los muertos y se eleva glorioso ante los soldados que custodian su tumba. La muerte ha dado de nuevo paso a la vida como si un ciclo natural se cumpliese, pero de natural no tiene nada. En eso también se diferencia el Hombre-Dios, del hombre mortal que puebla el planeta Tierra.


Los soldados miran asombrados. Unos hablan con otros. No se creen lo que están viendo; tienen la suerte de presenciar una resurrección increíble, inimaginable para ellos y que nos hace dudar a muchos de nosotros dos mil años después, El Cristo resucitado se muestra aquí erguido, radiante y fuerte, como si nada de lo que pasó tres días atrás hubiese sucedido.


Los soldados no reaccionan. Lo raro es que no salieran corriendo despavoridos, sabiendo cómo eran de supersticiosos en aquellas épocas, pero dormían. ¿Cómo explicarían a Poncio y a los sacerdotes del Sanedrín que el hombre había resucitado? Quizá callaron y prefirieron que aquello pasase desapercibido. A fin de cuentas ¿Qué importancia tenía vigilar la tumba de un reo muerto?


Y como no, allí están las mujeres que presencian el hecho. Y entre ellas seguro que la madre y María Magdalena. Había demasiado en común entre ellos para que María y la Magdalena no estuvieran allí para rezar ante la tumba. ¿Nos lo han robado? No, ha cumplido su palabra. Esta de nuevo vivo. Ya no sirve de nada los ungüentos que llevan en la mano. ¡Qué torbellino de pasiones se producirían en las cabezas y en las mentes de aquellas mujeres! Si pensándolo yo, tanto tiempo después, mi cerebro duda y lucha, que cantidad de contradicciones no habrán discurrido por aquellos corazones y mentes femeninos. Pero allí están las tres, y Simón de Colonia lo refleja, como las únicas seguidoras del Maestro que tienen ese privilegio. ¡Que deshonor para aquellos hombres que pensaban que la mujer estaba muy por debajo de ellos! Por eso no las creen al principio.


El tercer acto ha terminado. Los actores han cumplido cada uno su cometido, hasta Judas
Sed felices
Antonio

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