martes, 11 de agosto de 2015

FLORES CON POESIA CCLI. En las orillas del Sar (Fragmento)

Nace nuestra poetisa en mil ochocientos treinta y siete, en Santiago de Compostela.
Estos dos datos son suficientes para saber que vamos a leer unas estrofas de una de las grandes del Romanticismo, la Bequer gallega, como algunos la han llamado, y un hito y camino para la poesía moderna española. 

Cornus sanguinea (Detalle)

Sí, estamos hablando de Rosalía de Castro, la gran poetisa que escribió A orillas del Sar.
Su primer libro de poemas, titulado La flor, lo escribió cuando tenía doce años y se edito a la edad de veinte años.
Publico sus primeros poemas escritos en gallego, Cantares gallegos, en mil ochocientos setenta y dos, con gran éxito, tanto que en poco tiempo fue conocida en todos los rincones de su tierra natal. Los Cantares gallegos son una descripción de la sociedad gallega, ensalzándola.
Escribir en gallego en aquellos momentos era un gran merito, pues la lengua entre clases medias y altas estaba muy perdida, no así en núcleos urbanos pequeños.
No se conformo solo con la poesía, escribió también novela e incluso dibujó y era una gran aficionada a la música.
Vinieron nuevos libros de poemas como Follas locas en gallego y El las orillas del Sar en castellano.

Chondrilla juncea

En las orillas del Sar, Rosalía de Castro expone la dureza y la amargura de sus últimos años, consiguiendo un poemario que, por muchos, está considerado la mejor poesía del siglo diecinueve.
Murió en mil ochocientos ochenta y cinco a causa de un cáncer de útero.
Os he colocado cinco estrofas de su poema a Orillas del Sar.


¡Pensamientos de alas negras!, huid, huid azorados,
como bandada de cuervos por la tormenta acosados,
o como abejas salvajes en quien el fuego hizo presa;
dejad que amanezca el día de resplandores benditos,
en cuya luz se presienten los placeres infinitos…
¡Y huid con vuestra perenne sombra que en el alma pesa!

Euphorbia characias (Detalle)

¡Pensamientos de alas blancas!, ni gimamos ni roguemos
como un tiempo, y en los mundos luminosos penetremos,
en donde nunca resuena la débil voz del caído,
en donde el dorado sueño para en realidad segura,
y de la humana flaqueza sobre la inmensa amargura
y sobre el amor que mata sus alas tiende el olvido.

Crataegus monogyna

Ni el recuerdo que atormenta como horrible pesadilla,
ni la pobreza que abate, ni la miseria que humilla,
ni de la injusticia el látigo, que al herir mancha y condena,
ni la envidia y la calumnia, más que el fuego asoladoras,
existen para él que siente que se deslizan sus horas
del contento y la abundancia por la corriente serena.

Hemerocallis blanco

Allí donde nunca el llanto los parpados enrojece; (A)
donde por dicha se ignora que la Humanidad padece (A)
y que hay seres que codician lo que, harto, el perro desdeña, (B)
allí, buscando un asilo, mis pensamientos dichosos, (C)
a todo pesar ajenos, lejos de los tenebrosos (C)
antros del dolor, cantemos a la esperanza risueña. (B)

Limonium latifolium

Frescas voces juveniles, armoniosos instrumentos,
¡venid!, que a vuestros acordes yo quiero unir mis acentos
vigorosos, y el espacio llenar de animadas notas,
y entre estatuas y entre flores, entrelazadas las manos,
danzar en honor de todos los venturosos humanos,
del presente, del futuro y las edades remotas.
--o0o--

Freesia helvetia 

Espero que os haya gustado.
A mí, personalmente, me encanta el ritmo de sus versos.
Sed felices.
Antonio

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