domingo, 29 de mayo de 2016

El cortejo de tres mariposas Pieris rapae

Estaba paseando un día de junio de 2015 por el Real Jardín Botánico de Madrid, con la idea de fotografiar flores e insectos, cuando descubrí una Pieris rapae posada tranquilamente encima de una planta, libando en sus flores.


La hembra de Pieris rapae tenía su abdomen arqueado. Seguramente estaba esparciendo por el aire sus perfumes para atraer a los machos. Podía verla a través del objetivo. De repente, un macho dispuesto a conquistar a aquella bella dama que le mostraba sus encantos sin preocuparse por su aparición, apareció en escena.


Comenzó dando vueltas a su alrededor sin acerarse demasiado. Quería mostrarle que llegaba con buenas intenciones, que era un buen ejemplar de mariposa blanca.


Empezó entonces una danza frenética por parte del macho para conquistar a la bella blanca.


Con vuelo cada vez más cercanos el macho fue acercándose a la hembra hasta prácticamente tenerla a su alcance, como podéis ver en las fotos.




De repente cuando parecía que podría presenciar el comienzo de la cúpula entre las dos mariposas, el macho desapareció de mi campo de visión dejando de nuevo a la hembra sola.


¿Por qué ese comportamiento?
El motivo no era otro que la presencia de otro Don Juan que quería conquistar la bella Inés.


Entonces comenzó un combate, no destructivo, entre ambos pretendientes para ocupar el lugar de privilegio para la reproducción. El mas fuerte, el menos agotado en las luchas amorosas sería el que tendría el derecho a transmitir sus genes.
Vuelos y más vuelos en una demostración de capacidad acrobática bajo la atenta mirada de la hembra.




De repente uno de los machos se poso en una planta como si estuviese exhausto y el otro se acercó a la hembra para consumar la unión.


Parecía que  el ritual para el acoplamiento entraba en su fase definitiva, pero entonces,  apareció de nuevo el rival ya descansado, interponiéndose entre macho y hembra de nuevo.


La hembra asustada emprendió el vuelo y dejó a los dos romeos plantados. No volví a verla. Desapareció detrás de los setos que dividen el Real Jardín Botánico.


Uno de los machos siguió tras la hembra y el otro, quizás desilusionado por la perdida de la dama, decidió libar un rato mas en las flores de la bordura inglesa, para tomar fuerzas de cara a la siguiente confrontación.
--o0o--

Nada mas por hoy.
Sed felices.
Antonio 

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