domingo, 24 de julio de 2016

Carlos III : el puente del Retamar sobre el río Guadarrama

Estaba ayer fotografiando insectos en la ribera del Guadarrama cuando me di de bruces con el puente del Retamar.
Mis recuerdos me llevaron a mi niñez, cuando subíamos la familia a El Escorial, y mi padre solía parar allí, pues si no recuerdo mal, nada mas pasarlo había un merendero, y nos contaba la historia del puente, su historia del puente.

Plano situación aproximada puente del Retamar.

El eje Madrid-San Lorenzo de El Escorial se genera desde el momento que Felipe II comienza la construcción del monasterio, si bien, antes, el acceso a Castilla La Vieja o meseta norte se efectuaba por el mismo camino hasta Galapagar y allí la carretera giraba hacia Guadarrama y se pasaba cerca del actual puerto de El León por lo que se conoce como el Collado del Arcipreste, debido a que Juan Ruiz pasó por allí camino de Castilla.


Puede observarse parte del puente, pero no entero.

Hoy en día una autovía deja de lado el puente del Retamar y solo el que se introduzca en el área recreativa que allí se encuentra podrá gozar de su presencia.
La situación del puente en coordenadas GPS son: 40º 31´10´´N y 3º 56´23´´O.
Antes de la construcción de este puente existía otro, que no se si son los restos que fotografié formando un recodo por donde baja más rápida el agua del Guadarrama o bienes el canal de paletas de un antiguo molino. Os lo dejo a vuestra elección, aunque si alguien lo sabe le agradecería su esclarecimiento.

Unos cien metros aguas arriba están esto restos que parecen de un antiguo molino.

Con Carlos III se inaugura la construcción de los caminos y carreteras que partiendo de Madrid radiaban a toda la península, los antecesores de lo que conocemos hoy en día como N-I etc.
El movimiento de ganado y mercancías para alimentar a Madrid había exigido la construcción y acondicionamiento de dichas rutas y por lo tanto había que salvar el paso de ríos y arroyos con facilidad. La solución, magníficos puentes que permitían el tráfico durante todo el año.


 Arco con su tajamar de corriente arriba puntiagudo.

Se encarga al arquitecto Juan Setién que redacte un proyecto y se comienza la construcción del mismo el año 1740, terminándose el año 1760.
El puente, una maravilla de planificación, consta de siete luces formadas por arcos de medio punto. Es una pena que la vegetación existente no permita ver toda su longitud para poder apreciar su fantástico aspecto. Es increíble que aunque el puente este en una zona de protección medio ambiental, no se tenga en cuenta su carácter histórico y arquitectónico.


 Tajamar de salida. Observese su redondez y su cabeza gallonada.

Se apoya el tablero del puente como ya hemos dicho sobre siete arcos de medio punto, y estos a la vez descargan el peso del mismo sobre unos tajamares pensados según la corriente del río. Los de aguas arriba son triangulares, como la proa de un barco, para ayudar a las aguas que bajan a pasar por sus costados.


 Tajamares corta corriente como las proas de un barco.

Los de aguas abajo son redondos, circulares, como las popas de los barcos, para permitir la unión de aguas y al mismo tiempo impedir el socavamiento de la cimentación.


 Tajamares de popa, es decir de corriente abajo. La amplitud del puente indica las crecidas que podía tener el Guadarrama en época de deshielo con lluvias.

Sobre ellos se forman sombreretes agallonados, perfectamente acoplados al puente de tal forma que sus cabezas llegan prácticamente a la altura de la imposta superior del puente.


 Vista de un tajamar de corriente arriba con su cabeza agallonada. 

Todo el puente está construido en granito de la zona con piezas prismáticas que tienen una altura de unos 45 cms y un ancho aproximado de 35, siendo sus longitudes de distintas medidas, aunque la mayor parte del aparejo está fabricado con piezas de 1, 50 ms de largo.

 Se puede apreciar la perfección del aparejo.

Es impresionante ver debajo de los arcos la formación de estos con los sillares de granito. Inmensas piezas de piedra colocadas como si de una obra de fábrica de ladrillo se tratase.
Para realizar estos arcos de piedra se montaban encofrados de madera perfectamente reforzados y esas enormes piezas se colocaban a base de cabestrantes y rudimentarias grúas realizadas con poleas reductoras.
Es interesante a la vez darse un paseo por encima del puente y se observaran distintas ejecuciones de cara a su buen funcionamiento y decoración.

 Al fondo el puente se abre para formar la plaza de trabajo. A la izquierda se observa una calzada de hormigón impreso, de fecha relativamente reciente, para peatones.

El tablero del puente se ve que ha tenido modificaciones, me imagino que en época de Primo de Rivera y posteriores, y su anchura es aproximadamente de unos siete metros, quizás algo menos, y se observa sobre él un solado a base de adoquín de granito y una acera peatonal que parece de reciente construcción.
A ambos lados del tablero un pretil formado por piezas prismáticas terminadas en un toro de unos 80 cms de altura y cada quince piezas aproximadamente una pilastra cuadrada en cuya cara superior y en el centro se manifiesta una abertura cuadrada de unos 4 cms de lado que debía servir para color postes para banderolas en días de paso de altas autoridades del país.

 Peto de granito con columna en la que se aprecia hueco bien para su transporte, bien para colocación de mástiles.

Entre pilastra y pilastra, a ras de suelo, existen unos desagües que van a parar a unas gárgolas colocadas sobre los ejes de los arcos.

 Sobre la antigua salida de agua al recrecer el pavimento con hormigón impreso se ha ejecutado una chapuza increíble.

El puente es prácticamente horizontal, o su desnivel en su desarrollo este-oeste nulo a simple vista, aunque al final del mismo se percibe en los ensanchamientos un cierto cambio de pendiente.
A ambos lados del puente, existen unas plazas de maniobra perfectamente delimitadas las del lado este desde donde se debía dirigir y parar el tráfico para organizar el paso del puente.


 Al final se puede observar como se abre el pretil para formar la plaza de trabajo.

El puente del Retamar es una fantástica construcción totalmente olvidada por aquellos que deben cuidar de los edificios históricos de nuestro país.
Primeramente su visión esta entorpecida por gran cantidad de árboles y arbustos que no dejan contemplarlo con lo que se le está creando al espectador un perjuicio y en cambio el Parque del Guadarrama es lo suficientemente extenso como para limpiar la zona de vegetación.

 Puede observarse en esta foto la invasión de plantas en la imposta. Así mismo la dificultad para ver el puente completamente.

Por otro lado, como puede verse en las fotos, la vegetación está haciendo mella en él. Puede observarse distintos tipos de plantas que van desde la santolina a la zarza creciendo entre las juntas de la piedra.

Las plantas han comenzado su trabajo de erosión. Cada año ira a peor.

Al fin de cuentas, estamos hablando de una obra realizada a mediados del siglo XVIII y estamos en el XXI, y aunque solo fuese por ello se debía tener en consideración al puente y conservarlo como lo que es: un monumento.
Nada más por hoy.
Sed felices.

Antonio

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