domingo, 30 de abril de 2017

Tu tiempo, mi tiempo, nuestro tiempo

La tarde se ha quedado revuelta. Parece que clarea y de repente un chubasco de finas gotas de agua te cala. El viento sacude con fuerza los árboles y estos responden espolvoreando gotas de agua como si de uno gigantescos hisopos se tratasen.
Las calles están desiertas, tan desiertas que pienso que estoy solo en ellas; creo que por alguna razón que desconozco la gente a huido de ellas; pero aparte del viento, la lluvia fugaz y las nubes veloces, se respira paz.
El tiempo parece que se ha detenido un rato mientras contemplo el campo.


Un buitre remonta el vuelo aprovechando las corrientes de aire. Es increíble, no bate las alas y asciende maravillosamente. Muchas veces pienso que el hombre no ha evolucionado aun lo suficiente pues le faltan las alas, esas alas que les dan a las grandes aves, y a las pequeñas, la libertad suficiente para alcanzar el cielo.
Comienza a acelerar el reloj, como las nubes que raudas pasan sobre mi cabeza.
El viento es tan fuerte que da miedo andar bajo los álamos y fresnos de los alrededores. Sus ramas se curvan cual caña de pescar al lanzar la mosca en busca de la trucha. Pienso en los pobres pajarillos que tienen en ellos sus nidos.
Y me acuerdo de ti y de los escasos momentos que pasamos juntos.
Momentos que siempre pasan tan rápidos que parecen instantes. Son curiosas las formas distintas de medir el tiempo que tenemos en función de las sensaciones que vivimos. Por eso, por muy exactos y precisos que sean los relojes no son capaces de medir esos otros tiempos de los que dispone el hombre.


Son tiempos emocionales que varían en función de las circunstancias emocionales del individuo. Cuando falta alguien o se le espera parece que el segundero no quiere avanzar y avanza. Cuando estas con ese alguien y disfrutas de su compañía la manecilla es como un coche de carreras que se sabe triunfador y acelera hacia la meta.
Y a mí el tiempo por un lado se me esta haciendo largo en la espera y por otro cortísimo en la vida. Dos tiempos que juegan conmigo como si de un partido de tenis se tratase. Y lo cierto es que ninguno de los dos por el momento gana la partida, aunque se positivamente que el de la vida tiene mis días contados. Pero esos días solo los sabe él. A mí me da igual no saberlo, se que ese tiempo se terminara alguna vez, es la parte concreta de nuestra vida que es cierta desde el momento en que somos concebidos.
Por eso siempre digo, y perdonarme los creyentes, que Dios cometió dos fallos al hacernos: uno no ser obedientes y el otro castigarnos con un tiempo limitado por haber comido de una manzana. Castigo terrible que limito nuestro tiempo y que de alguna forma contagio al resto de seres que nacieron unos días antes que nosotros y a todos los que nacieron después.


Tiempo, me encantaría tener todo el tiempo del mundo para conocer, conocer y conocer. Miro a mí alrededor y me doy cuenta que muchas de las cosas que veo y que puedo nombrar genéricamente tienen un nombre propio. Y lo desconozco, como desconozco tantas cosas que el tiempo en el que he vivido me ha negado de su conocimiento. Y con la edad mi mente se vuelve más dura, más difícil de percibir y retener todas esas cosas que me rodean y sus nombres. Claro que para eso he sido un desastre toda mi vida.
Parece que el aire se está calmando. Ya no llueve. Por éntrelas hojas percibo cielos azules y cúmulos que se levantan cerca de la montaña.  Mañana seguramente saldré al campo a seguir investigando, aunque no conozca el nombre, con las maquinas de fotografiar a mis pequeños seres de seis  y ocho patas y a las plantas donde se alimentan. Pero eso será mañana.
Ahora, mientras escribo, me pasa el tiempo muy rápido; y muy lento cuando pienso en ti.
Tiempo eres mi aliado y mi enemigo y lo peor de todo es que no te puedo despedir, pues si lo hiciera, moriría.


Tengo que aprovechar mi tiempo. Debo aprovechar mí tiempo, nuestro tiempo. El hombre ha entendido mal el tiempo y cuando quiere comprenderlo ya no le hace falta. Regalarme tiempo en mi próximo cumpleaños, el tiempo poco a poco se va acostando.
Sed felices, hay tiempo.

Antonio 
P.D. Las fotos son de otros tiempos pasados...

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