viernes, 28 de enero de 2022

Paseando con Coco

 

Hoy he salido a pasear con Coco, ya tarde, en esos instantes que el sol comienza a titubear y a hacerse un poco el remolón para acostarse. Y Coco, esa preciosa Golden que tengo en casa de prestado, cuando comenzamos la caminata le salen todos los inconvenientes posibles para andar deprisa. Lleva su paso cansino, tan cansino que hasta me canso yo de esperarla.

Coco en otra parada del camino para comerse unas cuantas hojas de gramíneas

A Coco le gusta el paseo a su paso; es ese paso que da la sensación que está pensando en cada momento que pata tiene que mover, hasta que ve una pelota, entonces hay que correr para que no le robe la pelota al niño o al perro de turno.

Los niños cantores ensayando su concierto

Como es tarde, nada mas salir de casa, en los cables de Alta Tensión, los niños cantores empiezan sus ensayos sobre el alambre. Está claro que los dos de ambos extremos deben ser los que peor voz tienen y los otros seis, cada trio a una cuerda.

Escondido entre las ramas de un arbusto de hojas caducas, piensa que no soy capaz de verlo, y casi acierta pues hay tantas ramas que para hacer la foto he tenido que buscar la posición por donde el disparo llegase a su objetivo. Nunca un disparo fue tan objetivo.

El gorrión intenta pasar desapercibido

Y en el paseo de hoy han predominado las aves porque no había gran cosa que fotografiar.

Bueno ha habido un detalle que me ha llamado la atención. Las plantas de hinojo hace tiempo que se han secado. Han cumplido su misión anual y ahora solo esperan que las lluvias les tumben para depositar sus semillas en la tierra húmeda.

El hinojo. Una planta que se da en lugares de barbecho, junto a los caminos y termina en muchos guisos

Pero mientras tanto, como la mejor madre del mundo, las acoge en el seno de lo que fue su flor, ara que no se pierdan en tierras duras y secas. Así, cuando la madre caiga, las semillas volverán a sacar y lucir sus genes.

Las semillas, como si fuesen bebés, acurrucadas en el interior de la planta

El sol está cada vez más bajo, tanto que tiñe el pelo de la Pica pica, la urraca, que subida en las ramas desnudas del árbol observa el paisaje esperando encontrar la última recompensa alimenticia para llevarse al buche. Anda que no son listas ni nada. La máquina de fotografiar no les importa que les mire, pero si fuese una escopeta haría mucho tiempo que no estaría ahí. Eso me cuentan los cazadores.


El nombre científico de la urraca es Pica pica. Y un pica pica esta oteando el horizonte

¿Habéis presenciado el fuego de San Telmo? Yo sí. Hace muchos años, bajando por la N-VI, había unas antenas de la radio al lado de la carretera y cada vez que caía un rayo se encendía ese fuego misterioso en la parte superior de la antena. Era una maravilla observarlo. Realmente de misterioso no tenía nada pues se produce por la ionización del aire y la carga estática de la antena.

Pero cuando me he fijado en el sol y lo he visto encima del poste de la electricidad he pensado en aquel fuego de San Telmo que vi siendo un zagal de 17 años. ¡Cómo pasa el tiempo!

El sol no se si quiere acostarse pero se abriga en su manta mientras se apoya en la torre.

Y Coco sigue con su cansino caminar. Ya la luz es la que refleja el cielo. El sol hace tiempo que ha desaparecido.

Junto al camino, hay unas encinas, relativamente jóvenes, y sobre una de ellas un petirrojo observa sus dominios y busca un lugar seguro para pasar la noche. Intento acercarme para fotografiarlo más de cerca, pero este no es tan social como otros y la luz ya no me permite disfrutar de la foto.

El petirrojo, creo que eso es, domina el panorama desde lo alto de la encina


Por fin entramos en zona urbanizada. Ha pasado hora y media y no habremos hecho más de dos kilómetros y medio.

Unos gorriones esperan que alguien les eche comida, pues a esta hora no es normal que estén todos encima del arbusto de un jardín y mirando al mismo sitio. Es prácticamente de noche para ellos.

No hay un pájaro con mas cara dura que estos pequeños.

Y Coco, que sabe que la entrada a casa está a la vuelta de la esquina me adelanta y se pierde tras ella. Cuando llego da la sensación que me dice: ¿Cómo tardas tanto? Eso sí, moviendo incansable el rabo.

En estos paseos en los que ando solo acompañado de la perra, hay tiempo para pensar en mucha gente, en muchas cosas…

Sed felices. Cuidaros

Antonio

1 comentario:

  1. Antonio fantástica redacción, de un paseo acompañado del mejor amigo del hombre, no se puede expresar mejor y con más cariño.
    Un abrazo amigo Antonio.

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