El verano está en su máximo de calor. Los tonos dorados comienzan a extenderse con fuerza y las praderas que no estén cerca de arroyos y pantanos son ya un cuadro completamente amarillo aquí en el centro del país.
Solo a escasos metros del agua, en los veinte primeros metros, florecen con fuerza las falsas manzanillas, los tés verdes y alguna planta más rastrera. Cuando el agua se retire y el agua por capilaridad no ascienda hasta las raíces, la pradera desaparecera y con ella las flores.
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