Paseando el otro día por un camino serrano, donde el polvo se pega a los arbustos semi secos y las hierbas secas ya, desgranadas prácticamente, sirven de refugio a diversos animales, encontré un pequeño jardín, una especie de oasis en el camino, donde moscas, mariposas y otros animales disfrutaban del néctar de las flores de la achicoria, de los cardos y de otras plantas que milagrosamente florecían.
Justo al lado, a escasos centímetros del verdor del jardín natural, las ramas secas de cardos, arbustos despeinados y zarzas que debieron ser el reino de las arañas compartía espacio.
Me choco en tan escaso lapso de medida que pudieran darse dos situaciones tan distintas, tan diferentes. Los cardos secos rozaban las plantas de achicoria verdes con sus flores azules. Un ramillete de botones daba colorido al conjunto y unos cardos maravillosamente floridos y verdes contrastaban con sus hermanos secos.
Pues es cierto , a vece la Naturaleza nos dá un Oasis en medio de la nada , donde explorar la increíble voluptosidad de fauna en su interior. Es para tener paciencia y detener el tiempo ¡¡¡ Gracias , me has recordado mis caminatas por innumerables sendero . Un abrazo.
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