El otro día, como ya sabéis los que seguís mi blog, estuve el antiguo matadero de Madrid donde hay un pabellón acristalado dedicado a las plantas desérticas y tropicales. Habrá tiempo, eso espero, para tratar una a una las plantas allí cobijadas.
Hoy quiero empezar con una pequeña visión de los cactus que alberga el invernadero, sin meterme en demasiadas consideraciones técnicas.
Los cactus son una de las especies que están incluidas dentro de las plantas suculentas; plantas suculentas son aquellas que son capaces de almacenar agua dentro de sus troncos y viven fundamentalmente en zonas desérticas o semidesérticas.
Los cactus son endémicos de América, es decir que empezaron a generarse después que este continente se separara del resto y por lo tanto no entraron en contacto con otras zonas. Solo hay una especie, cuyo nombre es Rhipsalis baccifera, que es africana y que posiblemente deriva de un transporte de semillas desde el otro continente y con la consiguiente mutación y adaptación.
Por sus tallos los cactus se pueden catalogar en cladodios, los que tienen forma de raqueta de tenis, columnares, cuyo nombre indica su forma, y globulares, redondos como un balón pero llenos de pinchos.
Las puntiagudas púas que tienen los cactus sirven para defenderse de sus predadores. No se os ocurra cogerlos con las manos sin proteger, pues un simple descuido...
Uno de los cactus importados y que da unos frutos maravillosos son las chumberas, las de los higos chumbos, cuyo verdadero nombre es Opuntia ficus-indica.
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