Luz y color. Luz y color son los contrastes que da el jardín de mi madre estos días. Un jardín al que, con sus noventa y cuatro años largos, mira todos los días por la ventana y me cuenta luego como están los árboles de amarillos o de desnudos; incluso me dice que las palomas y las tórtolas bajan a comer los restos del pan del día anterior que les echan en el jardín.
Luz y colores del otoño serrano ya avanzado esperan que unos ojos se fijen en ellos, que los miren.
Cielos casi limpios y claros a escasos metros de una montaña envuelta en brumas que dejan un manto blanco y frío sobre ella. Amarillos y marrones combinan con los verdes y grises de hojas aun vivas y troncos que se preparan ya para la primavera próxima preparando yemas que serán las hojas del año que viene.
El jardín tiene diez tipos de árboles: los plátanos, el abeto, los castaños, un magnolio, dos lauros, un laurel, un ciruelo, un peral, un menbrillo y unos álamos blancos colocados en fila india onde a los otos les gusta anidar.
Los de hoja caduca son los que han posado hoy y las fotos que vais a ver son de ellos; bueno de partes de ellos.
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