Hoy Madrid ha amanecido bajo una capa de nubes bajas, nieblas, que no dejaban pasar la luz del sol. Calles grises, semáforos de coches encendidos y cara de frío con la gente que te cruzabas por la calle.
En un principio no pensaba dirigirme al Real Jardín Botánico, pero una especie de fuerza misteriosa parecía empujarme hacia este maravilloso recinto. ¿Era lógico ir hoy al Botánico? Día sin sombras que coloca todo en el mismo plano. Dudas, muchas dudas antes de entrar, pero había que intentarlo.
El Real Jardín, a parte de ser un botánico, es un parque maravilloso. En estas épocas del año mirar a sus árboles es meterse en una batidora de colores donde se emborrachan los ojos.
Las profundidades las dan los distintos colores de sus flores, arbustos y árboles.
Lo he intentado, me podía haber conformado con ir a fotografiar algún monumento, que en días así es ideal, pero he preferido esto.
Las fotos que aquí os pongo han caído al azar, marcándolas como cuando de niños había que cerrar los ojos y señalar algún punto de un papel para llevarte un premio. Con más tiempo os pondré otras más elegidas para que disfrutéis de este maravilloso lugar. No os podéis imaginar cómo estaban las pocas dalias y rosas que quedaban, resaltando sus colores en este día gris.
Y la maravillosa soledad y tranquilidad de sus paseos que en días así son un maravilloso medicamento para el espíritu.
Otoño: cuando se empieza el camino del adiós a la vida.
ResponderEliminar