¿Nunca os habéis preguntado la naturaleza del paisaje? ¿Alguna vez os habéis puesto a pensar y meditar que están observando nuestros ojos?
Los grandes paisajes de montaña, tierra y agua están formado siempre por otros pequeños paisajes que son los que confieren al grande su personalidad, su carácter y su firma.
El gran paisaje sin el pequeño seria como un belén plano, sin el corcho arrugado o las escayolas sin moldear. Los pequeños paisajes son el alma, el corazón de estos grandes paisajes que nos llenan el espíritu de grandeza. ¿Y los pequeños? También tiene que ser así, deben llenarnos igual que los grandes.
Conocer el pequeño paisaje, aquel que está al alcance de los cinco sentidos y no solo de la vista engrandecera nuestra forma de observar, de ver e incluso de conocer. Lo grande esta siempre hecho de sustancias mucho mas pequeñas.
Al principio no lo entendía. Buscaba en los grandes picos la belleza, que por supuesto que existe y es de una grandiosidad increíble, en las majestuosas costas acantiladas y en los lagos sin fijarme en nada mas.
Un día, observando un cuadro del lago de Bañolas, que estaba colgado en casa de mis padres, me di cuenta que había otro paisaje distinto, más pequeño que compartía con el grande el hábitat pero que de alguna forma vestía con todo él al grande.
Ya habéis visto dos fotos de grandes paisajes, ahora le toca el turno a los pequeños paisajes que forman el todo grande.
LOS PEQUEÑOS PAISAJES.
Descubrir el pequeño paisaje tiene unas ventajas enormes: lo encontraremos en cualquier parte, sea árido o pantanoso el lugar. En el propio jardín de casa, en las rendijas del paseo, en las cunetas de la carretera, etc.
Los parques de nuestras ciudades tomaran otra dimensión, muchísimo más grande al conocer los micro paisajes que nos rodean.
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