sábado, 4 de agosto de 2012

FLORES CON POESIA III.- El mejor soneto anónimo de la literatura española.



Cuando estuve estudiando en Gerona, en los Hermanos Maristas, allá por los comienzos de los 60, me tocó recitar este soneto anónimo, un clásico de nuestra literatura, que muchos han querido atribuir a Santa Teresa y otros a San Juan de la Cruz.





Aun recuerdo aquellos días con mi abuela de paciente escuchadora y maestra, dándome lecciones para que mi recitación saliese de maravilla. (Lo maravilloso que puede ser la recitación de este soneto por un crió de 12 años.)





Han pasado cincuenta años desde entonces y todavía recuerdo con un cariño inmenso a aquella mujer que me educo durante tres años; me educó para saber estar donde hiciera falta y de la forma que fuese; la que me insufló las primeras guías para conocer nuestra tierra Grande y nuestra tierra Chica. Que maravilla contándome lo que era para ella España. 



La veo sentada en aquel silloncito rojo y pequeño, igual que ella, haciendo ganchillo bajo la lampara de pié o junto a la galería en los días de invierno al solecito, contándome las historias de sus padres (mis bisabuelos), de sus hijos, de su marido, en fin su vida. Y que vida......



En su recuerdo esta preciosidad de soneto.
Lo acompaño con las fotos de una rosa blanca, con algunos tonos cálidos, por su pureza.
Espero que os guste esta obra de nuestra literatura; al religioso y al que no lo sea, al fin y al cabo es uno de nuestro mejores sonetos, sino el mejor.



La rosa se llama Cosmos. Alguna relación hay con el soneto.
Comencemos con los versos, como hace cincuenta años.......





No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.





Tu me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en la cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.









Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.






  No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
--o0o--




                         
Sed felices. Hasta la próxima.
Antonio 

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