miércoles, 20 de agosto de 2014

FLORES CON POESÍA CCIII.- Pura, encendida rosa.

Nació nuestro poeta en Sevilla en el año de mil quinientos ochenta y tres. De buena familia curso los estudios religiosos siendo un eminente jurista y teólogo, afincado inicialmente en Sevilla.

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Conoce al Conde Duque de Olivares, con el que hace gran amistad, que le otorga el puesto de bibliotecario del Rey, cronista de Castilla y otra serie de puestos entre los que está el de consejero del Tribunal de la Inquisición.
Francisco de Rioja, acompaño al Conde Duque hasta el exilio cuando este fue expulsado de España hasta su muerte.
Regreso a España y se refugió en su ciudad natal, hasta que fue enviado por el Cabildo sevillano de nuevo a la Corte, para estar enterados de los asuntos que a esta ciudad pudiesen interesar.
Francisco de Rioja, fue un hombre taciturno, encumbrado en sus éxitos que si en cambio carteo con otros autores literarios como Cervantes y Lope de Vega entre otros.

 
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Como poeta es exquisito, sabiendo tratar temas de la naturaleza como nadie. Domino el soneto, la sextina y las silvas.
De estas últimas he elegido una conocidísima que espero que os guste.
Francisco de Rioja murió en Madrid en mil seiscientos cincuenta y nueve.


 
SILVA


Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿Cómo naces tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo?
 
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y no valdrán las puntas de tu rama,
ni tu purpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado presurosa.
El mismo cerco alado,
que estoy viendo riente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente.

 
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Para las hojas de tu crespo seno
de dio Amor de sus alas blandas plumas,
y oro de su cabello dio a tu frente.
¡Oh fiel imagen suya peregrina!
Bañote en su color sangre divina
de la deidad que dieron las espumas;
¿y esto, purpurea flor, y esto no pudo
hacer menos violento el rayo agudo?

 
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Róbate en una hora,
róbate silencioso su ardimiento
el color y el aliento;
tiendes aun no las alas abrasadas
y ya vuelan al suelo desmayadas.
Tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas la Aurora
mustia, tu nacimiento o muerte llora.
--o0o--

 
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Espero que os haya gustado.
Sed felices.
Antonio.

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