jueves, 21 de mayo de 2015

En busca de insectos, en buena compañía: Abantos 3.5.15

Fue un día fantástico, que compartí con amigos del mundo de las comunicaciones por internet, y en el que descubrí que cuando hay aficiones comunes es fácil congeniar.
Era el primer domingo del mes de Mayo de este año 2015, cuando nos juntamos todos a tomar un café en una cafetería a los pies de Abantos, en San Lorenzo de El Escorial y desde allí iniciamos un bello paseo en coche hasta lo alto del puerto  y tras una ligera caminata, llegar al vértice más alto de esa montaña fantástica desde donde se divisa una gran extensión de la meseta sur hasta los Montes de Toledo y más allá.
La ascensión fue un constante detenerse a fotografiar todos y cada uno de los insectos que se ponían a nuestro alcance y fueron muchos, muchos más de los pocos que os coloco en esta presentación.
Hay habitantes de seis patas endémicos de la zona que se dan a sus 1500 msnm como puede ser Dinondes dives guadarramensis, lo que le da un valor ecológico increíble a toda la zona.
Arañas de todos los tipos desde la gran tarántula hispánica a pequeñas ocho patas que luchan por su supervivencia tendiendo sus telas en los matorrales bajos donde protegerse algo de las inclemencias del medio ambiente en esas alturas y tener masa tiro a los pequeños insectos que merodean en los mismos. De hecho vimos la caída en una telaraña de un pequeño saltamontes que fue rápidamente envuelto con seda.
Hormigas extrañas, que nunca había visto, dispuestas en orden de batalla a la salida del hormiguero como si esperasen que el cielo abriese un poco para caldearse.
En fin, vale la pena darse una vuelta por esas alturas para observar un maravilloso mundo exento de pesticidas donde nuestros amigos de seis y ocho patas viven.
Y si se va acompañado de gente que conoce el mundo de los bichines, entonces el día se convierte en una maravillosa aula, esplendida aula de enseñanza al aire libre.
La única pena fue el día gris, plomizo, que nos acompaño durante todo el paseo…
Comencemos a ver a nuestros amigos de aquel fantástico domingo:

Desde lo alto de Abantos, el monasterio de El Escorial se presenta majestuoso, con todo el esplendor que supo darle Juan de Herrera. Desde la altura puede apreciarse perfectamente la forma de una parrilla que tiene el monasterio.




Un chinche, del que desconozco su nombre intenta calentarse sobre una roca de granito rosa en un día fresco y sombrío, pero lleno de encanto.





Un endemismo ibérico, una oruga de Chondrostega vandalicia, de la familia Lasiocampidae, se desplaza tranquilamente sobre el suelo arenoso del camino, advirtiendo con sus colores que no la toquemos, que quizás de escozor.




En todo el recorrido nos acompañaron estas margaritas que creo que se llaman Leucanthemopsis pallida. Forman preciosos ramilletes, muchas veces amparándose de los rigores de la alta montaña resguardándose entre los resquicios de las rocas. En la montaña se aprovecha todo, hasta la tierra que se acumula entre dos piedras.


5 Una aceitera, Physomeloe corallife, se pasea entre las gravas del camino buscando seguramente un lugar donde ponerse a excavar para depositar sus huevos. Las vimos apareándose, en solitario y haciendo los nidos.


Una Cicindela maroccana, posa tranquilamente junto a un saltamontes, colocándole una de sus patas sobre el lomo. Parece el abrazo de la muerte, pues la Cicindela es terriblemente depredadora. Si tenéis oportunidad fijaros en sus mandíbulas.


Los escarabajos, como este, del que no tengo la mas mínima idea de cómo se llama, se cruzaban constantemente en nuestro camino. Había que tener cuidado para no pisarlos. Incluso en una zona de detritus de madera, salían a montones de ellos.


Mariposas también pudimos observar, no muchas pues el día estaba fresco, como esta Issoria lathonia que correteaba delante nuestro por el camino, Se paro tranquilamente en una zona de piedras y se dejo fotografiar.


Menos mal que este depredador no tiene más de un centímetro. Si llegase a medir un metro sería terrible encontrárselo. Aquí está el amigo Pycnogasterjugi cola, en pleno almuerzo en medio de un camino. Lo cierto es que la forma acorazada le da cierta belleza.




Otra de las mariposas que se dieron una vuelta con nosotros por los 1753 metro de altura que tiene el monte Abantos es esta Lycaena phlaelas. Precioso ejemplar que volaba en las zonas más resguardadas de la trasera del monte.


Y para terminar un endemismo de la Sierra del Guadarrama, precioso amigo vestido de colores verdes y amoratados. Se trata del Dinondes dives guadarramensis. Un precioso ejemplar del que vimos bastantes individuos.



No puedo dejar estas líneas sin dar un recuerdo a Adela Ortiz, que organizó la reunión, a José Moli que me acompañó mucho rato ilustrándome no solo de insectos sino también de aves y otros animales, y como no a la familia al completo de Julio Cesar Bonnin que me enseñaron un montón de trucos para buscar arañas y a otros amigos de incluso mas de ocho patas.

Nada más por hoy. Espero no haberos aburrido mucho con esta entrada.
Sed felices.
Antonio

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