jueves, 5 de marzo de 2015

El busto de un músico en un parque de Madrid.

Madrid es una ciudad en la que la cultura está también en la calle de muy diversas formas. Una de ella es la escultura; con ella se rinde homenaje a gran cantidad de hombres de ciencia, letras, políticos, militares, médicos, músicos, etc.
La estatua del personaje que nos ocupa hoy es un músico sevillano que alcanzo gran fama con sus composiciones en el siglo XX.


Antes de entrar en la vida del maestro, digamos que la estatua esta compuesta por el busto de nuestro personaje, un pedestal y un cuerpo de mujer desnudo, y fue realizada por el escultor Juan Haro Pérez, natural de Cuevas de Almanzora, cuya firma podéis apreciar en la zona inferior del hombro izquierdo.


Esta situado en una pequeña explanada, delicioso lugar, existente a unos ciento cincuenta metros del templo de Debod en dirección hacia el puente de los franceses.
Es un lugar idílico, rodeados de árboles altos y matorral de media altura, caminos que lo bordean y un precioso quiosco de música cerca.
Os dejo su situación en el plano del parque.


Manuel López-Quiroga Miquel, nació en Sevilla en 1899.
Desde muy joven se siente inclinado por la música y compagina sus estudios de arte y magisterio con la música en el conservatorio sevillano.
Allí, en Sevilla, ganara su primera oposición y pasará a ser organista de los jesuitas, al mismo tiempo que para ganarse la vida toca en teatros y da clases de música.


Pronto comienza a componer y estrena su primera zarzuela en un solo acto en Sevilla cuando contaba entre veinte y veintiún años. Estas fueron Presagio rojo, Cortijo de las Matas y La niña de los perros.


Se traslada a Madrid en 1929 y allí encauza definitivamente su vida de compositor dándole un nuevo aire a la copla y asociándose con los maestros Antonio Quintero y Rafael de León.


Esa partir de este momento cuando comienza a desarrollarse una actividad febril en la composición musical, tanto en música española como en zarzuela el trío así formado consigue éxitos increíbles.
Composiciones de la época como María de la O, ¡Ay, pena, penita, pena! La zarzamora etc. llenaran los teatros y los espacios radiofónicos desde antes de la Guerra Civil hasta los años sesenta.
Es a mediados de los sesenta del siglo XX, al irrumpirla en el mundo musical español los nuevos aires de la canción extranjera, cuando decae la copla y con ella el populismo de Quiroga.



Morirá en Madrid en 1988.
Nada más por hoy.
Sed felices.
Antonio

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