Madrid, capital de España, cantada en la Zarzuela y el chotis, ensalzada en la historia y engalanada por un gran alcalde. Pero Madrid no solo es un inmenso lugar lleno de edificios, calles, museos y magnificas puertas de entrada a la ciudad. No, Madrid es mucho más, muchísimo y esto que os presento hoy forma parte de un Madrid poco conocido, al que muchos madrileños no le han dedicado ni cinco minutos de sus existencia: el Parque del Oeste.
Con una superficie total que debe estar cerca de las 100 hectáreas, ocupa la loma oeste de Madrid que baja buscando el rio Manzanares.
Eran los terrenos, que actualmente ocupa el parque, un vertedero de la ciudad, y a finales del siglo XIX se reconvirtió en parque, encargándole al entonces jardinero mayor de Madrid Celedonio Rodrigañez el diseño del mismo.
Diseñó paseos, estanques e incluso un arroyo que aprovecha la caida del terreno para dejar correr sus aguas en remansos y pequeños saltos escalonados.
El alcalde de Madrid, D. Alberto Aguilera, en un primer momento cedió los terrenos comprendidos entre la actual salida hacia la carretera de La Coruña, el puente de Los Franceses y la zona sur del paseo de Moret hasta la prolongación de los bulevares.
Los paseos que discurren por el pueden ser de grandes dimensiones, como el que vemos en la foto inferior, o pequeños senderos, mas íntimos para la charla, el pensamiento...
En una segunda fase el parque se alargó hasta los terrenos del cuartel de la Montaña, emplazamiento del actual templo de Debod.
El que vais a ver hoy es el Parque del Oeste de invierno. Un parque que permite la visión larga, pues aun los arboles no han sacado sus hojas y los espacios se hacen enormes. En otra ocasión haremos el recorrido con el parque en plena floración.
Las plantas caducas, entre ellas chopos y álamos, permiten una visión espectacular en muchos lugares...
La forma del parque es una gran "L" que envuelve el oeste de la ciudad desde Moncloa hasta prácticamente la calle Bailen.
Se dan en el parque multitud de especies distintas de arbustos y árboles que en primavera llenan de color el lugar y de sombra en verano.
El recorrido de hoy, que está marcado en el plano es de unos tres kilómetros y medio, si bien se puede acortar y realizar en distintas fases.
Pinos, chopos, álamos, acacias y plátanos van de la mano formando un conjunto paisajístico maravilloso que sirve para cualquier estación. Ese es el gran acierto de Celedonio Rodrigañez y de Cecilio Rodríguez; este último fue el encargado de restaurar el parque una vez terminada nuestra Guerra Civil.
También es un museo. Figuras de presidentes y generales independentistas de América latina están situados por doquier en el parque, pero eso serán otros temas de este blog.
El Parque del Oeste termina en lo que ahora es el templo de Debod.
Os aconsejo que paseéis por él. A los que les cuesten las cuestas arriba, nada mejor que empezar desde Moncloa. A los demás les dará igual.
Bajo estas lineas los terrenos de la magnifica rosaleda ya preparados para recibir a las flores de un día para otro. Ayer despuntaban ya las hojas en los rosales.
Desde aquí una larga escalera nos conducirá al templo de Debod
Hoy os he presentado el parque en la desnudez del invierno. Os aconsejo la visita en primavera tardía y en otoño, con unos espectaculares cambios de tonos en cada metro cuadrado.
Nada más por hoy.
Sed felices.
Antonio
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