Recuerdo perfectamente aquella mañana en Madrid, un día de noviembre de 2003.
Eran alrededor de las diez de la mañana, en un día frio, gris, con una neblina extraña que, sin llegar al suelo, se dejaba notar, cuando aparque el coche muy cerca del parque de Berlín y andando me acerque hasta él.
Llevaba una de las primeras cámaras de bolsillo que sacó Nikon, la E775, gruesa y lenta, pero muy fiable. (Esa cámara me acompaño muchos años)
El silencio dominaba en el parque. Los pocos transeúntes que como yo andaban por allí, lo hacían rápido, sin pararse a contemplar un espectáculo maravilloso encerrado entre cuatro calles madrileñas.
El otoño estaba en todo su apogeo y los contrastes entre las caducas y las perennes se hacían notar terriblemente, contrastando verdes y marrones en una lucha cromática, incruenta y bella.
Eso era recuerdos de aquel día; vayamos al Parque de Berlín.
El Parque de Berlín esta encajado entre cuatro calles madrileñas. Dos de ellas importantes vías de comunicación como son la calle Príncipe de Vergara y la avenida de Ramón y Cajal y las otras dos la calle Marcenado y la pequeña calle San Ernesto.
Situado en una zona alta el parque desciende hacia el nordeste buscando el antiguo cauce del arroyo Abroñigal por donde discurre hoy la M-30 dando con esa pendiente una mayor sensación de profundidad a sus casi 5 hectáreas de superficie.
En la parte más baja del parque, existe un estanque-fuente con unos pedazos de lo que fue el Muro de Berlín. Por cierto en noviembre de este año hará ya 26 años que cayó derribado.
Dentro del parque existe una estatua de Beethoven y una del oso que representa a Berlín.
Todo el parque está repleto de árboles que, plantados hace ya 48 años, con su prestancia y corpulencia hacen de él un maravilloso lugar para pasear y disfrutar de la naturaleza en pleno centro de la capital.
Fue inaugurado en mil novecientos sesenta y siete y tenía que haber asistido al acto el entonces Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania Wily Brandt. Esto sucedía el 9 de noviembre del año 1967.
Posteriormente, en 1990, siendo alcalde D. José María Álvarez del Manzano, se colocaron las piezas que habían sido del muro de Berlín
Vale la pena acercarse al mismo en cualquier época, pero ahora en primavera se pone precioso.
Esta fotos son de hace ya doce años; desde entonces las técnicas y las maquinas han cambiado muchísimo, pero ellas son un recuerdo de aquella época y de un día que pasee un rato por el Parque de Berlín.
Espero que os gusten.
Nada más por hoy.
Sed felices
Antonio
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