jueves, 29 de diciembre de 2016

Flores con poesía CCXCI: Tiniebla

Nace el poeta que traemos hoy en Madrid en mil ochocientos noventa y cuatro.
En esta ciudad estudio bachillerato y posteriormente ingresó en su Universidad a estudiar Medicina, carrera que no llego a terminar.
Ingresa en el ejército como soldado y es destinado a África.


Allí tendrá tiempo de observar un mundo nuevo que influirá de algún modo en el pensamiento de Antonio Espina García.
De regreso a la península se olvida de la medicina y pasa a ocuparse de la literatura en muchas de sus ramas y a la política, adhiriéndose al partido de Manuel Azaña, llegando a ser gobernador de Avila y cuando estalla la Guerra Civil lo era de Mallorca, donde fue detenido.
Consigue exiliarse después de haber sido condenado a muerte y vivirá en Méjico hasta mil novecientos cincuenta y tres.
Antonio Espina, toco todos los temas literarios, novela, ensayo, poesía, periodismo, habiendo colaborado tanto en periódicos y revistas de la época de Primo de Rivera y la República como tras su vuelta a España después de la guerra.
Como poeta, que es lo que nos interesa, Antonio Espina, consigue trasmitir a través de una gran imaginación con ese humor típico de la capital de España.


Sus poemas, a veces trágicos, están escritos sin musicalidad, pero consigue trasmitir con gracia. Se compara su poesía con la de Ramón Gómez de la Serna.
El no quiso nunca que lo encasillaran en la generación del 27 y se considero un poeta libre de ataduras.
Murió en Madrid en mil novecientos setenta y dos.
Os dejo un poema que tiene gracia y a la vez critica.


TINIEBLA

Ronda el diablo la placida estancia,
el diablo de la cola encarnada...
La hora se extiende en abismos,
en sensuales lengüetas de llamas.
Que no pase el rojo Poniente encendido.
¡Cerrad las ventanas!


Que la nieve resbale en el vidrio,
que la vida sonría en la escarcha
o en las formas sin forma del viento,
o en el drama sin fondo del alma.
La lucha por fuera, descanso por dentro.
¡Cerrad las ventanas!


¡Cerrad las ventanas!
que no entren amores ni glorias,
irónicos gestos de la mueca humana;
solo quiero en mi estancia
silencios y sombras.
¡Cerrad la ventana!
--o0o--


Espero que os haya gustado
Sed felices.

Antonio

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