domingo, 12 de julio de 2015

Sali en busca de mariposas, pero...

Una mañana cualquiera del mes de julio.
Salgo a la busca de mariposas y doy con ellas, pero no paran quietas, están en un constante baile en el que es muy difícil fotografiar.


 
El entorno es fantástico y la humedad relativamente alta. El pinar y el robledal se dan la mano y como no la encina no quiere quedar fuera de del entorno y compite con ellos para tener también su sitio.
Y junto a los grandes del bloque las zarzas y las pequeñas matas de achicoria, las malvas, las margaritas de todos los tipos y condiciones, campanillas, los botones de las santolinas y un sinfín de pequeñas hierbas y originales gramíneas.





Y aprovechándose de todo ello, buscando muchas veces las sombras del bosque o el sol, para alimentarse o reposar sobre las flores y las hojas, una miríada de insectos y arácnidos pululan por ellas.


Sí, yo iba buscando mariposas y encontré de todo, y no pude dejar de fotografiarlos.
Espero que os gusten:


Un nido de arañas Pisaura mirabilis. Es como una guardería donde los pequeñines están protegidos por las capas de tela de mama araña. Impresiona cuando te acercas a él, ver a las pequeñas arañas corretear por dentro de la tela. Pronto dejaran el cuidado del jardín de infancia y saldrán a conquistar el mundo.


Esta mosca muestra sus defensas por todo el cuerpo. Pelos pincho, como yo les llamo, que parecen defenderla y que a la vez son sensibles a los diferentes cambios de presión que puede provocar el aire de un cazador que se acerca.



Una larva de Crisopa va recorriendo la hoja de un roble en busca de todo aquello que se ponga al alcance de sus poderosas pinzas. Insaciables comedores de pulgones son estas crías.


Un coleóptero de bellos colores, seguramente de la familia Cleridae, anda poniéndose morado en las flores de una zarza. Su misión, aparte de reproducirse, es polinizar las flores, seguir ayudando a crear vida.


Una libélula en su posadero.
Siempre me ha dado la sensación que estos maravillosos helicópteros de la naturaleza tienen cara de payaso. No sé porque tengo esa sensación. Sera quizás por esas abultadas mejillas y esos ojos increíbles y una sonrisa especial.



La mosca de la tripa transparente.
Es un efecto curioso. Estaba posada sobre la hoja de un roble y la fotografié prácticamente a contraluz. La luz atravesaba su abdomen como si en su interior solo hubiera aire o liquido.
Realmente muy pocas moscas puede decirse que son bellas. Esta no lo es demasiado.


Una mariposa nocturna descansa sobre un botón de santolina, a la sombra de los arboles del bosque. Lo normal hubiese sido encontrarla en una zona más protegida éntrelas hierbas, pero a esta se ve que le gustaba exponerse.


Estos bichines siempre me han llamado la atención; son pequeñas cigarras del día de mañana en una de sus primeras fases.
Cogido a la varilla de uno de los cientos de junquillos de ribera que cerca de un arroyo existen. 


De nuevo una libélula. A mí me gusta llamarla, cuando son rojas como esta, el Barón Rojo, pues son extraordinarias voladoras, capaces de cazar su alimento en el aire, para luego ir a comérselo a su posadero como hizo esta delante nuestro.


Una mosca de la familia Bombylidae, toma el sol a nuestros pies mientras charlábamos tranquilamente en un pequeño claro del bosque.
Pero es cierto, habíamos salido a la busca de mariposas y lo cierto es que fue difícil fotografiarlas, pero siempre hay alguna que te dedica unos segundos. Os dejo con ellas; hasta la próxima.










Sed felices.
Antonio

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