Cada vez que en otoño, cuando las rosas ya han desaparecido del rosal silvestre, rosa canina, los escaramujos, garamitos o tapaculos hacen su aparición decorando a la planta como si de flores rojas y brillantes se tratase.
El escaramujo es un fruto que me fascina; me asombra su color anaranjado fuerte, de un rojo intenso a veces y otras de una negrura abrumadora, cuando no pasa por unos marrones intensos que recuerdan el color del vino de Bourdeos.
Me gusta observarlos y fotografiarlos. Si el sol les da de lleno reflejan su luz de tal manera que los colores se distorsionan y en cambio con las luces de la mañana o la tarde el color toma fuerza y calidez.
La próxima vez que salga al campo, no creo que tarde más de dos días, provisto de un guante y una tijera voy a coger unos cuantos para prepararlos según he visto en distintas páginas de la Red y probarlos.
Resulta que con el escaramujo se pueden hacer jaleas, mermeladas, pasteles y medicinas.
Entre los usos medicinales que he encontrado por la Red figuran: malas digestiones, diarreas, nervios, carencia de vitamina C, etc.
Es además el fruto más rico en vitamina C.
Os dejo con unas fotos de este fruto del rosal silvestre que se da en casi todos los campos de esta tierra nuestra.
Se le encuentra de uno en uno o en racimos de hasta cuatro unidades saliendo de la misma ramita.
En sudamerica se hace un pastel y durante la Segunda Guerra Mundial, los niños ingleses recogian escaramujos para preparar infusiones que proporcionasen vitamina C.
Sus colores son maravillosos. Rojos fuertes que compiten con los grises de las ramas secas del rosal y con las propias púas.
intento buscar un rosal silvestre con escaramujo con forma de tomate pequeño que tiene alguna pequeña espina muy vistoso por su color rojizo en invierno
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