Paseando por los prados de la sierra a finales de verano hice estas fotos.
Son cosas pequeñas, insignificantes, que seguramente no requieren la mirada de atención de nuestros ojos pero que, una vez vistas, nos muestran todo el buen hacer de la madre naturaleza.
Aprovechando un constipado, que me tiene con los ojos llorosos y encerrado en casa sin poder hacer otra cosa, estaba ordenando ficheros cuando me he encontrado estas y he decidido ponéroslas.
En el campo no solo hay que fijarse inmensidad que te rodea, sino también en las pequeñas cosas ocultas a nuestros ojos porque no estamos acostumbrados a buscarlas y a mirarlas.
Estoy aprendiendo a encontrar, en los primeros pasos, como un bebé, pequeñas cosas que me hacen inmensamente mayores y más perfectas a las grandes.
Una vez que se entiende la arquitectura de lo pequeño, es mucho mas fácil ver y comprender el colosal mundo que nos rodea, las propias obras de la Naturaleza y las que el hombre ha ido añadiendo.
Comprobarlo vosotros mismos...
Para comprobar esto solo hay que armarse de valor e intentar buscar entre las matas, en las propias matas y por el suelo, todo aquello que aunque sea insignificante, sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario