jueves, 10 de octubre de 2013

LA BOLA DE BARRO.- El nido del avispón.

Estamos a diez de octubre. Los días comienzan a acortar y las temperaturas por las noches en la parte baja de la montaña, estamos a 1200 metros sobre el nivel del mar,  comienzan a bajar.
Muchos insectos han desaparecido de la escena cotidiana del verano. Las avispas están buscando cualquier insecto, sobre todo los pulgones que puedan quedar en las hojas y huevos de mariposas, para alimentarse, saben que llega el otoño y que pronto las heladas harán su aparición.
El sol les indica con su declinación que hay que guarecerse.
 
 
 
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El avispón, enorme comparado con cualquier otro himenóptero, sabe que sus días están contados y que tiene que asegurar su descendencia.
Ha elegido un lugar protegido y soleado donde depositar sus huevos y las larvas comenzarán a salir en la primavera cuando el sol y la lluvia se alíen para dar calor y reblandecer el barro de su nido.
Y ayer paseando este avispón poso para nosotros con su bola de barro entre sus mandíbulas y poco a poco fue recubriendo su nidada hasta que la bola de barro desapareció por completo.
 
 
 
 
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Os dejo las fotos que siento que no sean mejores, pero las condiciones de luz y de sombra de pajas y ramas de arbustos no me permitieron ni acercarme más ni tener uniformidad en la iluminación.
 
 
 
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Ha terminado de colocar barro sobre el nido. Si ha quedado satisfecha vigilara el nido mientras viva. Si por el contrario su obra le parece aun no terminada, volverá a la orilla del pantano a recoger un poco mas de barro y seguirá rematando la casa de la nueva generación de avispones.
 
 
 
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Nada más. Sed felices.
Antonio

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