Hoy típico día de finales de octubre, oscuro, brumoso, lluvioso, tanto que las hojas de las plantas lloraban antes de caer al suelo.
He podido dar un corto paseo.
Con las máquinas bajo la gabardina y la cabeza bajo el sombrero de fieltro he salido a la calle antes de que la luz se fuera. Un gran angular y me pequeño teleobjetivo han sido mis acompañantes hoy.
Mi meta, los árboles que en Guadarrama pugnan entre el verano y el invierno. Unos parecen querer quedarse en el primero y otros, poco a poco, sin prisas, buscan al segundo pintando sus hojas de cientos de tonos distintos. Pero el tiempo pondrá a cada uno en su lugar. Los peremnes seguirán verdes y los demás, en unos días, aparecerán desnudos conservando sus energías de cara a la primavera siguiente.
La lluvia ha dejado sobre las hojas gotas que parecen querer llorar; no se sabe si es de la lluvia que ha venido triste o de las hojas que añoran las dulces mañanas soleadas de un septiembre que ya parece lejano.
Plátanos, acacias y otros, compiten en mostrar un arco iris de tonos que fluctúan en maravillosos tonos amarillos y verdes que quieren destacar. Los colores del arco iris, del otoño, estaán acostados bajo una inmensa manta gris y húmeda que los hace resaltar. El azul del cielo hoy se ha apagado. Mañana será otro día y ya veremos.
De hoy, queda el recuerdo del color y la lluvia. El olor fantástico del agua sobre la tierra y la humedad que se pega a tu cuerpo como la de un amante. Mañana será otro día.
Os he preparado una serie de fotos de árboles y arbustos que están alrededor de casa de mi madre. Quince minutos de paseo y cuarenta fotos de las que os he elegido estas.
Excelente fruto el del atrevimiento. Las fotos, geniales. Saludos. Luis
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