En mis paseos por Madrid, sobre todos aquellos que discurren entre finales de otoño y principio de primavera, me gusta fijarme en lo que me enseñan sus fachadas acristaladas o una simple ventana. Incluso el antiguo bronce de una marquesina puede depararnos agradables sorpresas si queremos mirarlo.
Los reflejos son la verdad y la otra verdad; un eje que enmarca dos vivencias distintas, una la del yo material y la otra, más difusa, la del yo espiritual.
La percepción de las realidades es lo natural a los ojos del ser humano y todo aquello que se salga de la realidad es para muchos pura fantasía.
Pero cuando observo estas vistas pienso si lo que veo es mi realidad o la otra realidad, el otro mundo que está al otro lado del cristal. Mundos distintos usando los mismos materiales en visiones opuestas.
Y todas y cada una de las fotos son otra manera distinta de ver Madrid, un Madrid que también existe en el interior del cristal.
Vamos a ese interior, espero que os guste.
Esta foto difícilmente volverá a realizarse ya. Era la antigua marquesina que cubría la entrada del hotel Suecia o reformado para convertirse en apartamentos. En ella se refleja la parte superior del Banco de España, como si este fuese un rompecabezas increíble de sueños.
Cierto es el anagrama y las hojas de los árboles que aparecen en la foto y el espejo en sí. Pero ¿A qué realidad pertenecen esos edificios recortados? ¿Iluminan esas farolas?
La foto está tomada en Príncipe de Vergara.
Cuando vi el cartel me pregunte instintivamente cuánto costaría alquilar una vivienda con tantas ventanas. Mucha familia debería tener quien la alquilase.
Si no recuerdo mal era en C/ Velázquez.
¿Cuál es la verdadera escalera? ¿Hay realmente una escalera detrás de la ventana?
Tomada en la Carrera de San Jerónimo.
Calle Serrano, fachada de un centro comercial. Parece que en esta, la realidad o la otra realidad puede tomarse en más de una dimensión dependiendo la ventana o vidrio que elijamos .
Alrededores de las torres Kio. Edificios de cristal se entremezclan con otros de ladrillo. En función del temple que tenga cada vidrio así nos mostrar la imagen relejada. Aquí las ventanas reflejadas guardan su propio ritmo, distinto seguro al que imagino su arquitecto.
El urbanismo también tiene distintas realidades bajo un cielo azul y una tormenta que empieza a formarse. Las cubiertas del Paseo de la Castellana parecen querer bailar una escalofriante danza antes de que llegue la tempestad.
Los ventanales del Banco de España que dan a la calle Alcalá también sirven para reflejar y sin cobrar ningún tipo de interés. Allí distorsionado entre sus vidrios se refleja la morada del actual emplazamiento del Instituto Cervantes y mas de una letra volara por sus espejos. Una bandera de España nos indica que en el país de los reflejos y las ilusiones también tiene patria.
¿Entrada o salida? Estamos en el portal de un modernísimo hotel en la Carrera de San Jerónimo, pero ¿Dentro o fuera? ¿Dónde está la verdad? La imaginación me dice que estoy saliendo ¿O es la realidad?
Paseo de la Castellana. Me mira con unas gafas de espejo que cubres sus ojos. Un pequeño casco a modo de gorra de aviador antiguo le protege la cabeza; las canas de su bigote me dicen que es mayor, pero el edificio es relativamente nuevo. ¿Sera el duende del espejo? ¿O es quizás mi imaginación que sobrepasa esta realidad y busca otras? ¿Tú ves el duende?
--o0o--
Nada mas. Sed felices y no miréis demasiado detrás de los espejos.
Antonio
Geniales todas. Los reflejos son una de mis debilidades. Muchas gracias por estas maravillosas fotografías, Antonio.
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