Nuestra poetisa de hoy, nació en tierras gallegas, concretamente en Orense en mil novecientos dieciocho y fue allí donde estudió su bachillerato e hizo la carrera de Magisterio.
Dedicada a la enseñanza recorrió varias capitales españolas dando clase, hasta que retorno de nuevo a su tierra natal.
Sus obras están escritas tanto en gallego como en castellano.
Es una poetisa clara, traslucida, que pone un acento maravilloso en cada uno de sus versos.
Pura Vázquez se traslado en mil novecientos cincuenta y cinco a Venezuela, donde se le encargó por parte del gobierno de aquel país la puesta en marcha de una guardería. Luego se la llamo al secretariado de la escuela de Periodismo.
Su primera obra se publico en mil novecientos cuarenta y cuatro a través de la Diputación de Orense. Era un poemario en castellano.
A partir de ese momento publicara y escribirá en revistas gallegas tanto en España como en el extranjero.
Volvió a España en mil novecientos sesenta y ocho y siguió dedicada a la docencia.
Murió en su ciudad natal en dos mil seis.
De su obra he elegido este poema titulado Umbral. Espero que os guste.
UMBRAL
Toco la soledad, rozo la angustia,
y el gozo y el olvido me acosan,
y en el celeste paramo vigilo
los rojos mediodías de mi antorcha.
Con el lento deshoje
de la rosa amarilla y la amapola,
y el delirio del ángel, y el presagio
virginal de la sombra,
me aprieto a los arroyos
y en su caudal me doblan
deslumbrantes cosechas de trigales,
retamas delirantes, olorosas,
y en la tierra desnuda, y en el aire,
y en la luz, y en la honda
delicia palpitante de la lluvia,
y en la savia del verso, y en la aurora
crecida de la dicha tomo lumbres,
innúmera ternura, dolorosa
pasión para el vivir, tumulto y grito,
y alegría, y zozobras.
En el umbral un tallo me sostiene,
y una voz y una angosta
galería de sueños en espera
-galerías remotas-
y un término acechando, una llamada
oscura, silenciosa,
acuciando la sangre, nudo a nudo,
ritmo a ritmo sonando, gota a gota.
Una armonía dulce me penetra
paz cenital de músicas insólitas,
y un camino de distancias
desvanecidas, pálidas, remotas.
O un hambre indomeñable
y una tormenta en ansias me desboca,
y soy confín y umbral para el ensueño,
y acendrada memoria
de siglos, y cadena que me enlaza
con la luz y la sombra.
Me desgarran latidos,
morderes implacables, y me azotan
la violencia de un mar desconocido
y el pavor de una rocas…
¡Oh río de la Vida,
río del Tiempo! ¡ Fronda
inacabable, abierta
en eternas incógnitas!
--o0o--
Espero que este poema os haya gustado. A mi por lo menos me ha llegado.
Nada mas por hoy, solo desearon felicidad.
Antonio
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