Hacía años que no entraba en este entorno maravilloso que son los jardines del Campo del Moro en Madrid, a los pies del Palacio Real.
Su nombre se debe a que en ellos, según la tradición, acampó Ali Ben Yusuf hacia el año 1109 en su intento de conquistar la plaza en manos ya de los cristianos y que no consiguió. De ahí su nombre.
Los jardines, después de muchos intentos, son por fin diseñados por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer hacia mil ochocientos cuarenta y cuatro, pero fueron interrumpidos por el levantamiento liberal republicano conocido como La Gloriosa.
Fue a finales del XIX, siendo regente la reina María Cristina, cuando los jardines toman su forma definitiva y, conservando mucho del diseño inicial, el arquitecto Ramón Oliva los termino con un aire romántico que no clásico.
Se llegaron a plantar unos diez mil árboles de todas las especies imaginables, ocho mil arbustos y unos doce mil rosales.
En nuestra última guerra sufrió muchos daños que fueron restaurados hacia los años cuarenta del siglo pasado.
Los jardines giran alrededor de un eje central que desde el palacio baja en dirección oeste hacia el rio Manzanares y que toma el nombre de Praderas de las Vistas del Sol.
Alrededor de este eje infinidad de pequeños paseos te conducen por todos los rincones del parque. En invierno los arboles desnudos permiten el paso de una maravillosa luz, cálida, que acompaña en el paseo, tapizado de vez en cuando por las coníferas de hoja perenne.
En la zona que se puede visitar, prácticamente el ochenta y cinco por ciento del parque, gratuitamente, hay que destacar la fuente de las Conchas, dos casitas y varias estatuas y jarrones a lo largo de sus paseos.
La fuente de Las Conchas es de Ventura Rodríguez y estuvo situada en un palacio del infante D. Luis en Boadilla del Monte hasta su traslado definitivo a los jardines del Campo del Moro.
La fuente, compuesta por tres cuerpos, recibe este nombre de las conchas que existen justo encima del gran vaso inferior.
En la columna central tres tritones soportan el segundo vaso y sobre este tres sirenas o ninfas aúpan el último que sobre él tiene un gran pez.
Mucha gente confunde el nombre de esta fuente con la denominada de los Tritones que esta fuera de la visita del público.
Unas pequeñas casitas, El Chalé del Corcho y El Chalecito de la Reina, que fueron diseñados por el arquitecto Repulles a finales del XIX.
Chopos, álamos, hayas, pinos, abetos etc. etc. inundan los cuatro puntos cardinales, de tal manera que cuando se está en sus paseos el ruido de Madrid ha desaparecido y da la sensación de encontrarse uno en mitad de un gran bosque.
Chopos, álamos, hayas, pinos, abetos etc. etc. inundan los cuatro puntos cardinales, de tal manera que cuando se está en sus paseos el ruido de Madrid ha desaparecido y da la sensación de encontrarse uno en mitad de un gran bosque.
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