Nuestro poeta de hoy nace en Sevilla en mil ochocientos cuarenta y siete. Pasó en esta ciudad los años de su primera infancia y a los nueve años se traslado con la familia a Madrid.
Estudio el bachillerato en la capital de España y Filosofía y Letras en su Universidad.
Amigo de Villaespesa, Manuel Machado y Ruiz colaboro también con Juan Ramón Jiménez.
Hermano de Antonio Machado colaboró con él en algunas obras.
Ingresó en plena guerra en la Real Academia Española y fue director de la Biblioteca Municipal de Madrid.
Su poesía, llena de la luz y de la gracia de su tierra es de las últimas muestras del modernismo.
Manuel Machado es un poeta preciso, sobrio, con gracia y sobre todo elegante.
Murió en Madrid en mil novecientos cuarenta y siete.
Os dejo uno de sus sonetos.
EL VIEJO JARDINERO
El viejo jardinero, que de rosas
cura no más, la sacra puerta tiene
del parque –predilecto de Silene-
porque auras no le cierran nemorosas.
Del eterno jardín las deliciosas
emanaciones aspirando viene,
que ya de sólo aromas mantiene
su eterna juventud alas famosas.
Guardia de honor al huerto de Poesía
dando, quiere morir… y en loores
de los nuevos rosales y mejores
-del carmen, gloria y luz de nuestro día-
cantar, segura y dulce todavía
la eternidad liviana de las flores.
--o0o--
Espero que os haya gustado este soneto.
Paseando el otro día por un camino serrano, donde el polvo se pega a los arbustos semi secos y las hierbas secas ya, desgranadas prácticamente, sirven de refugio a diversos animales, encontré un pequeño jardín, una especie de oasis en el camino, donde moscas, mariposas y otros animales disfrutaban del néctar de las flores de la achicoria, de los cardos y de otras plantas que milagrosamente florecían.
Justo al lado, a escasos centímetros del verdor del jardín natural, las ramas secas de cardos, arbustos despeinados y zarzas que debieron ser el reino de las arañas compartía espacio.
Me choco en tan escaso lapso de medida que pudieran darse dos situaciones tan distintas, tan diferentes. Los cardos secos rozaban las plantas de achicoria verdes con sus flores azules. Un ramillete de botones daba colorido al conjunto y unos cardos maravillosamente floridos y verdes contrastaban con sus hermanos secos.
Os dejo con los dos ambientes.
Nuestro poeta nació en Hernani, Guipúzcoa en el año de mil novecientos once, Durante su juventud estudió en los marianistas de San Sebastián hasta el año de mil novecientos veintisiete, pasando a continuación a estudiar Ingeniera Industrial en la Universidad de Madrid. Albergado en la Residencia de Estudiantes conoce y hace amistad entre otros con Buñuel, García Lorca, Unamuno, Dalí y un largo etc.
Gabriel Celaya publica su primer libro de poesía , Marea de silencio, en mil novecientos treinta y dos y a él le seguirían un montón de títulos entre los que destacamos Objetos poéticos, Tranquilamente hablando, Cantos iberos, Entreacto, Poesía urgente, Rapsodia euskara, Los espejos transparentes, etc.
Galardonado y premiado en varias ocasiones Gabriel Celaya murió en Madrid en abril de 1991.
Os dejo unos versos de su poema Tranquilamente hablando.
TRANQUILAMENTE HABLANDO
Puede reírse el mundo
con sus mandíbulas, con sus huesos,
su esqueleto batiente de rabia seca y dura,
con sarcasmo y aristas;
puede reírse, enorme, sin verme tan siquiera
porque estoy solo, y, solo,
yo lloro, no lo entiendo.
Pese al odio, al cansancio, las lágrimas, los dientes,
pese a la dureza de la sangre congelada,
yo que pude seguirlo,
reírme como el mundo
no lo entiendo –es sencillo-,
no entiendo su locura.
Si sube la marea,
si estoy en el balcón, y es de noche, y me crece
dentro una ternura,
no lo entiendo, no entiendo,
(debo ser algo tonto)
no entiendo esos ladridos y esa espuma del odio.
Serena noche, lenta,
procesión de otros siglos,
vosotros que sabéis que chiquito es mi pecho,
sabéis también que late,
que, triste, llama dentro
mi corazón sin nadie,
mi angustia sin destino,
mi sola soledad en medio de la risa.
--o0o--
Nada más por esta noche; solo pediros que no estéis solos. Sed felices.
Antonio
En una soleada mañana de agosto, cuando el sol ya alto calentaba con ganas y la temperatura comenzaba ser alta, me puse a fotografiar en la parcela que os muestro tanto flores vivas y muertas como insectos que se dejaban fotografiar.
Escondidos muchos en el envés de las hojas refugiándose del fuerte calor, mientras que mariposas, dípteros y himenópteros libaban en las flores y en los cardos.
Moscas de todos los tipos se colocan a tomar energía del sol sobre hierbas ya muy doradas con sus espigas abiertas o sus semillas ya maduras. En los cardos, avispas de la familia Sphecidae inmensas con alas y las mariposas comparten las flores. Y cierto tipo de abejas comparten espacio y se emparejan al mismo tiempo.
Las hormigas, las incansables hormigas, pululan por las flores buscando pulgones y larvas con las que alimentarse. Y las moscas en todas partes presentes vigilan a los posibles coleópteros que despiertan dentro de los tallos rotos de las hierbas.
Os dejo con todos ello. Espero que os gusten.