Hace unos días, el día del petirrojo para quien siga el blog, estuve en el invernadero del Real Jardín Botánico de Madrid, buscando colores con los que alegrar un poco la vista.
En el exterior del Jardín Botánico, los arbustos aun presentaban los rigores del invierno y aunque algún que otro frutal comenzaba a mostrar sus flores y en los parterres los narcisos lucían esplendorosos, me hacía falta colores más fuertes, mas distintos, mas guerreros para iluminar un poco mi luz de invierno.
Y los encontré. Primero algún cactus con su flor o su fruto defendiéndola con sus amenazantes pinchos. Flores hermosas la de los cactus.
Luego, las plantas carnívoras estaban allí esperándome y mostrando sus “asesinos” colores. Deliciosos colores para nuestros ojos y para los múltiples ojos de sus víctimas.
No he querido colocar nombres científicos, eso lo dejo para los expertos en plantas; solo os he querido dar un poco de color en esta tarde muy fría de finales del invierno.
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