Personaje nacido en Salamanca en mil seiscientos noventa y tres, hijo de un librero reconocido de la capital castellana. De vida ajetreada, estudiante buscón, al que se le puso el apodo “la piel del diablo” por las fechorías de todo tipo que realizaba, desde buscar en la despensa del colegio a pelearse por el más insignificante desacuerdo.
Ya joven, por ciertos desmanes cometidos, tuvo que huir a Portugal, parando en Coímbra y en Oporto. Vuelto a Salamanca profundizo en las materias que había estudiado en su juventud, consigue la cátedra de Matemáticas y monta un periódico con una parte de adivinanzas, con lo que consigue ganarse bien la vida.
El mismo,Diego de Torres y Villaroel, se define en la forma de vivir en su etapa portuguesa: “Fui ermitaño, bailarín, alquimista, matemático, soldado, torero, estudiante de medicina, curandero, astrólogo y adivino.” Desde luego que era echado hacia adelante.
Podemos dividir su obra en tres partes conceptuales: prosa, verso y adivinatoria.
De la primera su obra más conocida es Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres y Villarroel; si bien podemos destacar también Visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo por Madrid.
Estudiando y relatando filosofía escribió El ermitaño y Torres en el que diserta sobre la piedra filosofal.
Como poeta fue también prolífico. Escribió todo tipo de poesía desde sus famosos sonetos: Confusión y vicios de la Corte, Preparémonos para la muerte, El presente siglo, Los ladrones más famosos no están en los caminos. Toco casi todos los estilos poéticos destacando sus jácaras y seguidillas y composiciones que llamo pasmarotas. Entre estas tenemos sus Coplas, La Primavera, etc. etc.
Fue tan prolífico y apreciado escritor que con la venta de sus obras gano en vida una gran fortuna.
Con la videncia creó un Almanaque que publicaba todos los años y en los que acertó bastantes cosas.
Hoy he copiado un soneto titulado A una dama, que más que una composición de amor es una llamada al curso natural de la vida y a la realidad física final.
SONETO A UNA DAMA
Nace el sol derramando su hermosura,
pero pronto en el mar busca el reposo;
¡Oh condición inestable de lo hermoso,
que en el cielo también tan poco dura ¡
Llega el estío, y el cristal apura
del arroyo que corre presuroso;
mas ¿qué mucho, si el tiempo, codicioso
de sí mismo, tampoco se asegura?
Que hoy eres sol, cristal, ángel, aurora,
ni lo disputo, niego, ni lo extraño;
mas poco a de durarte, bella Flora;
que el tiempo con su curso y con su engaño,
ha de trocar la luz que hoy te adora
en sombras, en horror y en desengaño.
Da que pensar este soneto; ya lo dio en su época.
Desde luego yo no se lo dedicaría a ninguna mujer, pero quizá si a la vida misma.
Sed felices,que el tiempo con su curso....
Antonio
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