Tres de mayo de 2015. Hemos quedado unos cuantos apasionados de la fotografía de insectos para realizar una pequeña marcha en busca de amigos de ocho y seis patas. Tomamos un café bajo la mole rocosa de Abantos. Allá arriba, un cielo gris, nos espera el encuentro con una naturaleza maravillosa. Estoy rodeado de apasionados por los insectos. Soy el único que no pertenece a ese mundo: he llegado tarde, pero mis nuevos compañeros de aventuras no se cansan en darme todo tipo de explicaciones y de descubrirme lugares donde mirar y que buscar. He aprendido en unas horas que es esencial salir al campo bien acompañado; y puedo prometeros que en esta ocasión así ha sido.
Es la segunda entrada que coloco referenciándola a ese día. No será la última, pues no solo fueron insectos, no, hubo también un montón de plantas, paisajes, arácnidos, pequeños reptiles y algún que otro bicho, como las escolopendras, que daban miedo.
Quiero desde aquí, antes de seguir dedicar todas y cada una de las fotos que vais a ver a mis compañeros de excursión: Adela, a Julio y su familia y a José. No solo dedicarles las fotos, cosa que no tiene mucho valor, sino a la vez darles las gracias por su acogida y el cariño mostrado durante toda la mañana.
Y hechas las presentaciones iniciales que os parece si empezamos con una buena vista.
El monasterio desde casi arriba de Abantos
El monasterio de San Lorenzo de El Escorial, fue mandado construir por Felipe en conmemoración de la batalla de San Quintín. Visto desde lo alto del monte de Abantos se puede observar su forma de parrilla en conmemoración del martirio del que lleva su nombre.
El monte Abantos es un ecosistema delicioso en el que se pueden encontrar prácticamente todas las plantas de la meseta y otras especies de altura, ya que con su 1753 msnm su climatología abarca unos cambios casi instantáneos a lo largo del día.
Flores de retama
Retamas, pinos, chaparros, abedules y álamos y un sinfín más de árboles lo cubren y pequeñas hiervas con sus flores, como lirios de montaña e infinidad de distintos tipo de margaritas aprovechan aquellos lugares que pueden para mostrarse.
Lógicamente donde hay flores, hay insectos y sus depredadores como pueden ser las arañas.
Os he traído a la página hoy una serie de fotos de aquella mañana simpática a la que solo le faltó un poquito de sol y de calor para alegrar la mañana larga.
Mosca equilibrista
Una mosca equilibrista, que algunos habréis visto ya en alguna pagina de la Red, realizaba sus ejercicios entre los tallos de una especie de planta carnosa, que no tengo ni la más remota idea de cuál es. (Acordaros que lo mío es el ladrillo y esto que estoy haciendo una pequeña incursión en mundo del que conozco muy poco)
Mariquita de siete puntos
Me asombró la cantidad de distintas mariquitas que encontramos por aquellas sendas, señal inequívoca que los pulgones también abundaban por la zona. Creo que por el numero de pintas y su tamaño es una Coccinella septempunctata.
Los dípteros, las moscas, estaban representadas en un montón de especies distintas, que agarradas a las plantas intentaban buscar calor en la mañana fría.
Mosca familia Therevidae
La que os presento hoy, no está de luto, pertenece a la familia Therevidae. Si os fijáis en su cabeza y su tórax están llenos de pelillos. La de la foto es en realidad un macho, ya que sus ojos están el uno junto al otro. Chula es la posición de esa pata completamente estirada como si le hubiese dado un calambre.
Oruga
En un prado, a medio camino entre el coche y la cima, encontramos a esta oruga que alzaba la vista para observar a esos extraños seres que se tumbaban en la hierba para observarla y que no eran precisamente vacas. De ella saldrá seguramente una bella mariposa, todas lo son, después de que la oruga encuentre un lugar para convertirse en una de las hadas de la montaña.
Spilostethus saxatilis
Este tiene un nombre que no hay quien lo pronuncie bien y menos y con mis problemas de vocalización. Se trata de un chiche llamado Spilostethus saxatilis, encaramado sobre su atalaya, que no es otra cosa que una flor del año anterior de una santolina.
Aceitera
Seis o siete horas de paseo por la montaña dan para mucho. Charlar, comentar, observar, fotografiar y sobre todo descubrir cosas nuevas como esta “Aceitera” cuyo verdadero nombre es Melloe corallifera. En el paseo las pudimos ver andando, como la que os presento en la foto, apareándose e incluso excavando sus agujeros donde depositar sus huevos. Su nombre cientifico proviene de esos pendientes que lleva en el cuello que parecen corales.
El nombre popular de aceitera, le proviene de una sustancia aceitosa y urticante que suelta para defenderse. Si la veis por el monte la podéis observar con tranquilidad, pero no la toquéis.
Tarántula española.
Esta señora que veis en la foto es la tarántula española. Hace unos nidos redondos y con ciertas curvas en su interior para evitar las inundaciones en caso de lluvias o tormentas de sus túneles.
Este ejemplar de Lycosa, este es su nombre científico, tiene la capacidad de percibir las vibraciones que producen en el suelo otros insectos y por supuesto nosotros.
Es una de las arañas que no debe tocarse pues si puede picarnos, aunque su picadura no es mortal.
Para que os hagáis una idea la araña debe medir aproximadamente unos dos o tres centímetros.
Tipulas apareadas
La mayoría de los mortales piensa que estas dos típulas, fotografiadas en el momento de apareamiento, son mosquitos y nada más lejos de la realidad. Se trata de unas moscas que no pican, pero que debido a sus largas patas y al aparecer en los cielos de nuestras casas por la noche, la mayoría de los mortales confunde y mata.
Chinche sobre santolinas viejas
Hay veces que uno sin darse cuenta fotografía un bichito, en este caso otro chinche, y logra sin darse cuenta en el momento de la fotografía un montaje curioso. En este caso un triangulo en el que el chinche va recorriendo cada uno de sus vértices formados por las santolinas viejas.
¿Os habéis preguntado por qué esta ahí arriba? Sencillamente ocupado un lugar importante, conquistando un terreno desde el que dominar el territorio, a sus rivales y a sus amores.
Cicindela maroccana
Y llegamos a uno de los insectos mas fantásticos que ha creado la naturaleza: la Cicindela maroccana. Un animal increíble, tanto por su voracidad como por su velocidad al caminar. Si se tuviera en cuenta su tamaño y la velocidad que alcanza sería el más rápido del universo.
Voraz ya desde larva posee unas poderosas mandíbulas y se come todo aquello que se mueva y se le ponga por delante.
Nada más por hoy.
Solo aconsejaros que si os gusta fotografiar a estos amigos pequeñines que salgáis en todas las ocasiones que podáis con gente que os pueda enseñar; si al mismo tiempo tenéis la suerte de encontrar a un grupo como el que yo encontré, entonces pasareis un día maravilloso.
Nada más. Sed felices.
Antonio
Buenisimo ,como siempre
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