Me decía el otro día Maribel Nogueiras con respecto a unas flores que había colocado, que eran rojas, como la pasión, ideales para adentrarse en el verano con ellas.
Bequer compuso una leyenda sobre la rosa de la pasión que trataba de un padre y una hija judíos. Ella estaba enamorada de un cristiano y a partir de ahí se organiza el follón, y…. al final la mata el padre clavándola en una cruz y poniéndole una corona de zarzas; y con el tiempo en medio de las zarzas y a los pies de la cruz aparece una flor nueva roja y le dan el nombre de Rosa de Pasión.
Romántica historia que seguramente en tiempos remotos debió de suceder en más de una ocasión.
Las fotos que os coloco son de hace una semana en la Rosaleda del Parque del Oeste de Madrid, de los últimos ejemplares que quedaban más o menos sanos después de la gran alternancia de fríos y calores que hemos tenido esta primavera
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