La rosa, sola en ella en la planta, como reina efímera de un rosal que va acercándose al letargo invernal. Bella, magnifica, reina de uno o dos días. Luego a su alrededor crecerán nuevas reinas y ella ajada vera su vida sesgada por las manos de un extraño segador que la dio vida con cuidado y esmero. Jardinero dador de vida y de muerte y tu rosa sacrificio inútil de belleza; cuando ya no eres bella, muerte.
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