Disfrutar en las épocas templadas de los colores que las flores nos ofrecen es gratificante. Tonalidades y olores de todo tipo inundan el aire. En esas flores esta el germen de lo que luego será la continuación de su especie, la creación de la vida: las semillas.
El otro día, en el Botánico madrileño disfrute mirando y encontrando semillas, o mejor dicho los envoltorios de las semillas. Los escaramujos de los rosales, plantas de huerta, pesadas y duras semillas colgando de los árboles, flores maravillosas convertidas en pelotas con pinchos de los que las semillas van descolgándose...
Siempre me ha asombrado el mecanismo de reproducción final de las plantas, sobre todo las de aquellas plantas que necesitan saber el momento exacto para que la semilla comience a germinar. ¿Cómo son los procesos? ¿Qué secretos y leyes las rigen? Podéis colocar cualquier semilla en un lugar seco y cálido y esperará a que el tiempo sea húmedo para germinar.
¿Habéis germinado soja en casa? Tú tienes esas bolitas metidas en un frasco y ahí están, tan tranquilas. Las pones sobre un paño húmedo y al rato comienzan a abrirse y a crecer.
¿Cual es su secreto? Que llevan en ellas todos los datos en sus genes para crecer igual que sus predecesores, lo sabemos; pero a mí personalmente me sigue alucinando el mecanismo que sabe en qué momento tiene que empezar a germinar.
Maravillosos y distintos mecanismos del mundo vegetal que personlmente me cautivan. Y cada vez que veo esas semillas pienso: eres vida, totalmente vida.
Semilla y vida son sustanciales a todo lo que nos rodea. La semilla es el germen de la vida y la vida sin semillas no es nada. Encontrar la semilla es encontrar la vida en potencia. El mundo vegetal nos muestra distintos partos en cada una de ellas. Unos rápidos y fugaces y otros mas lentos , pero al fin y a la postre todos son iguales y todos traen siempre vida.
No me enrollo más y os dejo con el resto de envolturas que fotografié el domingo pasado.
Me estoy acordando de aquella canción de Violeta Parra que decía así: Gracias a la vida, que me ha dado tanto...
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