Un día del octubre pasado, subiendo hacia la Virgen del Espino, en el municipio serrano de Los Molinos al pie los picos de la Peñota, que son tres, me percaté que en la valla de piedra que cerraba el camino, estaban muy cerca el uno del otro el depredador, la lagartija, y sus posibles presas, los insectos y los arácnidos.
Son días los de octubre en que puedes pasar o un calor agobiante como encontrarte en menos que canta un gallo en medio de una terrible tormenta serrana. Este día hacia un maravilloso sol que obligaba a cubrirse la cabeza y a ponerse el jersey en la cintura.
Las lagartijas, son en el fondo pequeños lagartos, que corretean entre las rendijas que dejan las piedras del muro y que les gusta tomar el sol plácidamente. Son a la vez curiosas y asustadizas, pero si tienes paciencia y les silbas dulcemente terminan sacando la cabeza y dejándose fotografiar.
Sus presas a las que también les gusta el sol, son muy dispares. Desde mariposas a arañas pasando por cualquier otro insecto o arácnido que buscan en los días del otoño o un lugar donde alimentarse para luego pasar el invierno o un lugar para morir.
Aquí está la señora lagartija posando sobre una cama de musgo, tomando el sol tan ricamente y dejándose observar a un metro de distancia.
Un chinche, avanza tranquilamente por una piedra de granito. Dentro de unos días si no ha encontrado refugio entre las piedras puede morir en una helada temprana.
Una avispa, no sé si viva o muerta, esta inmóvil sobre una flor seca de una hierba.
Este pequeño coleóptero trepa por una tardía espiga de gramínea silvestre.
Esta mariquita de siete puntos asciende por el tallo buscando la tranquilidad de las alturas.
Esta Phlogophora meticulosa descansa durante el día entre las hojas de una hierba. Ahí está a salvo de la lagartija, pero no de las arañas.
Saca su cabeza entre dos piedras. Está interesada en saber qué es lo que hago. Mientras la cámara le enfoca no deja de mirarme.
Este saltamontes esta tranquilamente tomando el sol. Sabe que el pequeño lagarto está a distancia segura y un rápido salto le evita el peligro.
Un solitario gorgojo avanza increíblemente confiado sobre el granito. Es una presa segura si sigue por estos pagos.
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