Nuestro poeta nace el año de mil setecientos noventa y seis en Quel, Logroño. Se traslado a Madrid, donde estudió en el colegio de San Antón de los Escolapios. En su juventud paso por serios problemas económicos. Quizás por ello se alisto voluntario al estallar la Guerra de la Independencia con dieciséis años.
Valiente estuvo durante diez años en el ejercito sin conseguir ascensos.
Manuel Bretón de los Herreros es fundamentalmente un hombre del teatro donde consiguió grandes éxitos. Su primer gran éxito fue A la vejez, viruelas y remato este éxito con su siguiente obra, Marcela o ¿cuál de los tres?. A partir de esta obra el éxito de sus comedias se perpetuo.
De la Real Academia de la Lengua, director de la Biblioteca Nacional.
Su poesía puede reducirse a temas políticos y a temas circunstanciales, si bien es cierto que en sus obras de teatro se versificar y tal es así que el discurso de ingreso en la Academia verso sobre las distintas métricas que debían tener los versos en el teatro.
Sus letrillas y anacreónticas se hicieron famosas.
Se me quedaba en el tintero que Manuel Bretón de los Herreros es un poeta del Romanticismo, época que dura aproximadamente entre mil ochocientos y aproximadamente mil ochocientos sesenta, fechas estas muy aleatorias.
Murió en mil ochocientos setenta y tres en Madrid.
Os he colocado un soneto que tiene toda la gracia, bueno casi soneto; observarlo vosotros mismos.
A LA PEREZA
¡Que dulce es una cama regalada!
¡Que necio el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír catar a un ave la alborada!
¡Oh, que lindo en poltrona dilatada
reposar una hora y otra hora!
Comer, holgar…, ¡que vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!
¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo
arrastro bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrar me empieza,
que no acabo el soneto… de per…
--o0o--
Tiene toda la gracia este soneto a la Pereza. No podemos dejarnos aconsejar por el maestro Bretón de los Herreros.
Sed felices.
Antonio
Encendido elogio al "vicio" placentero por excelencia. Muy acertado, Antonio.
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