El otro día, ya en Semana Santa, el martes creo que fue, estuve por la zona de Aranjuez a ver cómo era aquella zona de la Comunidad para fotografiar insectos y arácnidos al estar un poco más baja que Madrid y en pleno cauce del rio Tajo.
Estamos a mediados de Abril y aunque las temperaturas llevan unos días altas es pronto, pues la naturaleza tiene sus relojes, relojes muy precisos que marcan las salidas de sus moradas de los insectos y de sus depredadores.
Vimos un poco de todo y fotografiamos un poco de todo, pero aún es temprano. Dentro de un mes el número de habitantes de las jaras, los tomillos y el resto de las plantas del campo aparecerán y será muchísimo más fácil fotografiar a nuestros amigos de seis y ocho patas.
Vimos también unos cuantos lagartos, pero asustadizos no nos dejaron ni siquiera encararnos las maquinas de fotografiar para hacerles una foto. Preciosos, buscando el mismo alimento que nosotros intentábamos fotografiar.
En el cielo, una rapaz comenzó a hacer cabriolas en el aire, como si de un avión de acrobacia se tratase, hasta que de repente se lanzo seguramente por su presa al otro lado de una laguna.
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