Nuestro poeta de hoy, nació en Valladolid, de noble familia en el año mil quinientos veinte.
Tuvo que tener una gran educación en humanidades por parte de sus padres, como lo demuestra los tipos de versos usados y su dedicación a la traducción de los clásicos.
Diego Hernando de Acuña se dedico a la vida militar y lucho con los ejércitos españoles en la Lombardía y el Piamonte, coincidiendo en aquella batalla con Garcilaso de la Vega al que conoció. Este le dedico algún verso al leer las composiciones que Hernando de Acuña había realizado para el emperador Carlos V.
Fue hecho prisionero por los franceses, recatado por el emperador y participo en la batalla de San Quintín.
Se retiro de la vida militar hacia, mil quinientos sesenta y se estableció en Granada donde coincidió con don Diego Hurtado de Mendoza.
La influencia de Garcilaso y Boscán son increíbles en Acuña. Es el típico pasó de la carrera militar a la poética.
Escribió multitud de sonetos elegías y epigramas, muy del renacimiento y petrarquista.
Como no, le dedico poemas al emperador Carlos I de España, normal en la época.
Murió en Granada en mil quinientos ochenta.
Os dejo un poema escrito en octavas reales al emperador. Como veréis es muy rebuscado e incluso complicado en cuanto a sus significados.
La octava real es una estrofa compuesta con versos endecasílabos (11 silabas) con la siguiente rima ABABABCC. Este poema en concreto tiene dos octavas reales en su formación. Ya me diréis que os parece.
AL EMPERADOR CARLOS V
Invictísimo Cesar, cuyo nombre (A)
el del antiguo Carlo ha renovado, (B)
al sonido del cual tiemble y se asombre (A)
la tierra, el mar, y todo lo creado, (B)
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