Existen unas maravillosas flores que, ahora en el invernadero del Real Jardín Botánico de Madrid, están en floración. De vivos colores, en solitario o agrupadas es maravilloso contemplarlas.
De formas exquisitas, distintas al resto de las flores en cuanto a su constitución y a sus formas y colores: si, estoy hablando de las orquídeas.
Las orquídeas son unas plantas a una de las familias de las monocotiledóneas y se conocen unas 25000 especies naturales distintas e infinidad de transformaciones realizadas por el hombre.
Son plantas muy especiales que han conseguido adaptarse prácticamente a todo el mundo a excepción de las zonas o muy frías o muy desérticas.
Existen varios tipos en función de cómo viven. Muchas de ellas son epifitas, es decir que viven aprovechando a otras plantas como soporte, pero no como alimento, es decir aprovechan la planta como soporte.
Otras por el contrario tienen raíces o bulbos y viven en tierra.
Las flores de las orquídeas pueden variar de tamaño existiendo aquellas que apenas llegan a un milímetro de diámetro a las mayores de hasta 75 cm de diámetro.
Se dice que su vida es eterna si se dan las circunstancias de luz, humedad y temperaturas que ellas necesitan; de las epifitas se dice que viven, mientras su soporte viva.
La planta de las orquídeas puede ser de un solo tallo o de múltiples tallos.
Las flores son muy especializadas. Se componen de tres estambres y tres pétalos, el inferior muy especializado que recibe el nombre de labelo. La función del labelo es dirigir al animal polinizador hacia la zona donde debe depositar el polen que ha tomado de otra planta.
Así mismo tanto la forma como el tamaño de la orquídea va en relación al polinizador, ya sea un insecto, un pájaro o un murciélago.
Antonio, si no las fotografías, lo que nos hubiéramos perdido. Magníficas.
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