lunes, 17 de febrero de 2014

FLORES CON POESIA CLXVII.- La ramilletera ciega.

Nace nuestro poeta de hoy en Málaga, en el año de mil setecientos setenta y dos en el seno de una familia de comerciantes adinerados, que envían a su hijo a estudiar a Francia e Inglaterra y al que proveen de fondos para viajar posteriormente por Italia.
 
 
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En España, José María Maury se pone del lado de José Bonaparte y será diputado en las Cortes de Bayona, por lo que al terminar la Guerra de la Independencia se instalara en Paris hasta su muerte.
Su casa parisina fue lugar de encuentro de los poetas liberales españoles y allí se reunieron tanto para escribir como para conspirar. Entre los asiduos de la casa parisina de José María de Maury podemos destacar al Duque de Rivas, Martínez de la Rosa, Moratín, Alcalá Galiano y un largo etc. de poetas españoles ya adscritos al romanticismo.
 
 
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La poesía de José María Maury esta en un neoclasicismo impecable, si bien ya se adivinan en algunas de sus poesías, como la que os he elegido para hoy, aires de romanticismo. De hecho, Maury fue el punto de mira de los poetas románticos españoles, su mentor.
Murió en Paris el año de mil ochocientos cuarenta y cinco.
 
 
 
LA RAMILLETERA CIEGA
 
 
Caballeros, aquí vendo rosas;
frescas son y fragantes, a fe;
oigo mucho alabarlas de hermosas;
eso yo, pobre ciega, no sé.
 
 
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Para mí ni belleza ni gala
tiene el mundo, ni luz ni color:
mas la rosa del cáliz exhala,
dulce, un halito, un aroma de amor.
 
 
 
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Cierra, cierra tu cerco oloroso,
tierna flor, y te duele de mí:
no en quitarme tasado reposo
seas cándida cómplice así.
 
 
 
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Me revelas el bien de quien ama,
otra dicha negada a mí ser:
debe el pecho apagar una llama,
que no pueden los ojos arder.
 
 
 
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Tu, que dicen la flor de las flores,
sin igual en fragancia y matiz,
tú la vida has vivido de amores,
del Favonio halagada feliz.
 
 
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Caballeros, compradle a la ciega
esa flor que podéis admirar;
la infeliz con su llanto la riega:
ojos hay para solo llorar.
--o0o--
 
 
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Desde luego poder apreciar las formas y colores de una rosa es una maravilla. Apreciar el mundo que nos rodea en su plenitud otra, que muchas veces los videntes no valoramos los suficiente.
Sed felices.
Antonio

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