Cuando florecen los almendros y los prunos, un aire nuevo se respira. Las luces del día se van haciendo más largas y duraderas y el tiempo va templando las tierras frías que albergan las raíces.
Pequeños brotes comienzan a surgir del pálido tronco como pequeñas llamaradas que explotan de repente en infinidad de florecillas.
El tiempo de la primavera se acerca, despacio, lentamente. Un invierno largo parece quedarse atrás, sumido en el mero recuerdo.
El arbolillo, allí de pie, recto y tieso, ha explotado luciendo sus flores, es un almendro.
Que belleza Antonio, ya si parece que tiene que llegar la primavera. El otro dia en Toledo en la zona de los Cigarrales tambien estaban en flor a pesar del tiempo infernal que hacia. Preciosas fotos.
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